Hospital Provincial de Nuestra Señora de Gracia
Hospital Provincial de Nuestra Señora de Gracia

Hospital Provincial de Nuestra Señora de Gracia

El Hospital Real y General de Nuestra Señora de Gracia fue fundado en 1425 en respuesta a las necesidades de salud del pueblo zaragozano. Con el permiso del Rey Alfonso V, se estableció en el lugar que actualmente ocupa el Banco de España, entre el Coso y la Plaza de España.

En su primer siglo de existencia, el hospital se convirtió en uno de los cinco más prestigiosos de España, aunque su calidad de servicio dejaba mucho que desear. Durante ese periodo, se construyó un modesto edificio compuesto por ocho capillas para albergar el hospital.

En 1496 se redactaron las primeras ordenanzas del Hospital Real y General de Nuestra Señora de Gracia, que aún se conservan en la actualidad. Ser residente de Zaragoza se convirtió en un requisito obligatorio. Poco después, la ciudad de Zaragoza asumió la responsabilidad de patrocinar el hospital, encargándose de sus ingresos y supervisando su buen funcionamiento.

Tras la unión de Castilla y Aragón en el siglo XVI, los regidores del hospital eran designados por el Consejo de Aragón a partir de una lista propuesta por el Virrey. Desde entonces, el Rey de Aragón, también Rey de España, buscaba ganarse el favor del pueblo nombrando buenos regidores a través de su virrey.

Durante este mismo siglo, se comenzaron a registrar informes sobre el estado del hospital y los ingresos de pacientes, que en su mayoría eran personas humildes y pobres. Así pues, de cara al siglo XVII el hospital estaba plenamente configurado.

Pasillos centrales en el Hospital Provincial de Zaragoza

El trato que se les daba a los enfermos mentales era terrible. La mayoría era obligada a trabajar como criados en condiciones inhumanas, realizando la limpieza del edificio sin recibir ningún salario.

Los gastos del hospital se centraban fundamentalmente en la compra de alimentos y provisiones para los heridos de la Guerra de Cataluña, cuyos heridos solían llegar a Zaragoza. Los ingresos del hospital se limitaban a limosnas y algunas donaciones. A partir de 1660, los gastos disminuyeron, pero nunca fueron inferiores a los ingresos.

A principios del siglo XVIII, Felipe V ascendió al trono de España y la dinastía Borbónica reemplazó a los Austrias. Una de las primeras medidas del nuevo monarca fue abolir los fueros de la Corona de Aragón y establecer que sus territorios fueran regidos por las leyes de Castilla.

Fue en 1762, durante el reinado de Carlos III, cuando la institución experimentó una época de prosperidad. Lograron obtener un superávit de 2.000 libras y comenzaron la construcción de nuevos departamentos. Su capacidad para atender a los enfermos aumentó significativamente, pasando de 6.000 a 8.000 en pocos años.

A finales del siglo XVIII, el Hospital Real y General se había ganado renombre a nivel mundial por su especialización en psiquiatría.

Después del primer Sitio de Zaragoza, el Hospital Real y General de Nuestra Señora de Gracia quedó completamente destruido. La Madre Rafols se encargó de reubicar a los 6.000 enfermos en diferentes edificios oficiales y privados. Con perseverancia, logró obtener ayuda no solo del general Palafox, sino incluso del mariscal Lannes, quien lideraba el asedio.

Cuando se retiraron los franceses el 14 de agosto de 1808, el Hospital se encontraba en estado de ruina.

La sede del instituto fue trasladada al Hospital de Convalecientes, edificio que sigue en uso en la actualidad después de haber sido reformado y ampliado. El Hospital de Convalecientes, fundado por el arzobispo don Diego de Castrillo en 1683, se dedicaba a brindar atención a los pacientes en período de recuperación que habían sido previamente atendidos en el Hospital de Nuestra Señora de Gracia.

En el siglo XIX, el Hospital de Convalecientes ganó una gran reputación como institución dedicada al cuidado de enfermos mentales. Desde 1829 hasta 1890, fue la única institución en Aragón encargada de atender a personas con trastornos mentales. Su destacado papel como hospital psiquiátrico perduró hasta la década de 1890, cuando se fundó el Sanatorio Psiquiátrico Nuestra Señora del Pilar.

En 1876, Santiago Ramón y Cajal, quien más tarde recibiría el Premio Nobel de Medicina, trabajó como practicante en calidad de ayudante interino de anatomía en esta institución.

En el pequeño jardín que da acceso al Hospital, rodeado de palmeras y ceibas, se encuentra un elegante busto de Santiago Ramón y Cajal. Además, en el pasillo de entrada del Hospital hay una exposición permanente dedicada al centro y al premio Nobel.

Busto de Santiago Ramón y Cajal
Busto de Santiago Ramón y Cajal en el Hospital Provincial de Zaragoza

El Hospital que hoy podemos contemplar es el resultado de la remodelación y ampliación llevada a cabo en 1864 por el arquitecto Juan Antonio Atienza.

Del antiguo Hospital de Convalecientes solo se conserva una pequeña iglesia, en parte desconocida para muchos zaragozanos y visitantes, dedicada a la Virgen de Gracia.

Iglesia de Nuestra Señora de Gracia de la Calle Ramón y Cajal

En mayo de 1999, el Hospital General de Zaragoza contaba con poco más de ciento cincuenta camas y una estructura médica modernizada.

La gestión del hospital estuvo a cargo de la Diputación Provincial de Zaragoza hasta el año 2000, cuando la Diputación General de Aragón asumió su control.

Dirección: Calle Ramón y Cajal, 60

 

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