En pleno corazón de Zaragoza, una calle nos invita a adentrarnos en la parte antigua de la ciudad y a conocer muchos de sus secretos, mientras propone un sugerente diálogo con el presente. Se trata de Asalto. Esta animada calle se extiende por casi 1 kilómetro, desde la Calle Miguel Servet hasta el Parque Bruil.
Por su amplitud no es homogénea su urbanización. Se puede decir que hay muchos paisajes en una misma calle. Recorrerla es conocer otra parte de la ciudad tan fascinante como el tradicional Centro Histórico, aunque más moderna y calmada.
Es una vía amplia, bien señalizada, de varias sendas, con separador, luminarias y pocos semáforos, lo que la convierte en un trayecto cómodo y rápido.
Esta calle era la salida desde el Coso hacia nuestro olvidado río Huerva, a través de la Puerta Quemada, una de las 12 que tenía Zaragoza.
Casi todas las edificaciones poseen más de dos plantas y predominan las viviendas. Distinguen por sus altos puntales y los balcones que sobresalen sobre la acera. Por lo general, carecen de portales y llenan casi todo el espacio alrededor de la vía, en marcado reflejo de la arquitectura ecléctica y la gran densidad poblacional de la zona.
Los balcones se asoman a la calle, como queriendo ser parte de todo cuanto ocurre y, dividiéndolos, están los guardavecinos, esas rejas con los más caprichosos diseños que tipifican los barrios y marcan los pequeños límites perimetrales entre viviendas contiguas. El ir y venir de la gente forma parte del entorno visual y acústico.
Durante los Sitios de Zaragoza, en esta calle se combatió casa por casa, habitación por habitación, mediante fusiles, bayonetas, palas y minas. En el volumen de los Episodios Nacionales dedicado a Zaragoza, Benito Pérez Galdós escribió:
Los Generales Franceses se llevaban las manos a la cabeza, diciendo: “Esto no se parece en nada a lo que hemos visto”. En los gloriosos anales del Imperio se encuentran muchos partes como éste: “Hemos entrado en Spandau; mañana estaremos en Berlín”. Lo que aún no se había escrito era lo siguiente: “Después de dos días y dos noches de combate hemos tomado la casa número 1 de la calle de Pabostre (la calle del Pabostre es la actual Manuela Sancho, heroína que fue herida en la defensa de dicha calle): Ignoramos cuando se podrá tomar el número 2”.
Asalto destaca por su antigüedad, por su contenido histórico, y por ser uno de los sitios arquitectónicamente más eclécticos de Zaragoza, donde el Mudéjar confluye en armonía y complementariedad con el Modernismo y el Art Decó.
De unos años a esta parte, ha pasado de ser la eterna olvidada a convertirse en uno de los lugares más cool y creativos de la capital.
Pocas cosas resultan más placenteras que salir del trabajo y disfrutar de una copa, una cerveza o un refresco en una terraza, ya sea para charlar con amigos o simplemente para desconectar de la jornada laboral. Y entre las múltiples opciones de terrazas en Zaragoza, hay una que destaca por su ubicación privilegiada y el ambiente animado que la rodea: la zona de la calle Asalto.
A la sombra de la torre mudéjar de la iglesia de San Miguel y frente a la ribera del Huerva, esta céntrica vía zaragozana se llena de vida en verano, especialmente al caer la tarde. Es en ese momento, cuando el sol empieza a bajar, que los zaragozanos acuden en masa al tramo de calle junto a la plaza de San Miguel, frente al río Huerva, para disfrutar de copas, vinos y tapas. Las fachadas repletas de balcones crean una de las estampas más instagrameables de la ciudad.
Al comienzo de la calle se encuentra La Cepa Dorada (número 3), un clásico de la zona con una clientela fiel gracias a su combinación de vino, comida y música. Esta taberna aragonesa ofrece una combinación de vino, comida y música, donde las guitarras y las bandurrias forman parte del ambiente. Los espontáneos incluso se animan a tocarlas. Entre sus propuestas gastronómicas destacan la ensalada de tomate de huerto con aceite de oliva, jamón y embutidos, quesos, y por supuesto, los montaditos.
En el número 5 nos espera Donde Alba, un lugar donde podrás disfrutar de la auténtica gastronomía colombiana. Entre sus especialidades se encuentran las empanadas, empanadillas, patacones y, según dicen, las mejores arepas de Zaragoza.
En el número 7 se ubica Gastro Bar Marieta, un lugar ideal para disfrutar de un cóctel o deleitarse con una comida informal, ya sea unas tapas o una hamburguesa. Además, ofrece una amplia variedad de opciones para vegetarianos.
Unos pasos más adelante, en el número 19, está el bar-pub La Tostería, otra de las opciones para disfrutar de esta zona de ocio y terraceo con una propuesta a base de tostadas, tablas y tapas variadas.
A pesar de este maná de sillas y mesas, por la noche no es fácil encontrar sitio para sentarse, pero cuando se consigue, no hay quien te desenganche el culo de tu trocito de paraíso urbano.
Unos metros más arriba se encuentra el Parque Bruil, un espacio verde que ofrece una de las alternativas más completas de ocio y deporte en el centro de Zaragoza para todos los públicos y edades. Entre bloques de viviendas se encuentra este espacio amplio, impoluto y etéreo, con una buena plaza con pistas, escaleras, bancos y barandillas por los alrededores.
Justo enfrente se encuentra el Centro de Historias, un espacio de cultura contemporánea, que pretende por igual, tanto reflejar el presente más actual, como revisar los procesos de evolución histórico y social de cualquier época, incorporando los temas de interés del ciudadano actual, atendiendo sus expectativas y motivaciones.
Eso (y muchísimo más) es Asalto: un lugar donde es fácil perderse y sentirte dentro de una aventura, una locura y un remanso de paz, todo depende de donde estés y del momento del día.