La calle Las Armas, ubicada en pleno corazón de Zaragoza, dentro del popular barrio de San Pablo, invita a adentrarse en la parte antigua de la ciudad y descubrir muchos de sus secretos, mientras propone un diálogo único entre historia y presente.

A menudo regresamos del centro por esta calle. Allí, donde se cruza con César Augusto, se abandona la gracia maquillada de los hoteles y comienza a tejerse la madeja de balcones, cables eléctricos y polvo, con tiendas de viejo, timbiriches, coches avanzando lentamente y gente viviendo la calle en su esencia más auténtica.
Su origen se remonta al establecimiento del gremio de armeros, fabricantes de navajas, cuchillos, puñales, espadas, alabardas, lanzas y arcabuces, que dieron nombre a la vía. La calle Las Armas ha sido testigo de 2.000 años de historia de Zaragoza.
Las edificaciones, de tres o cuatro alturas, destacan por sus altos puntales, balcones sobresalientes y guardavecinos de hierro forjado con diseños únicos, reflejando la arquitectura ecléctica y la alta densidad poblacional del barrio.

En el número 30 se encuentra una de las mezquitas más grandes de Zaragoza, y en el número 32 se conserva una casa-palacio de finales del siglo XV o principios del XVI, hoy sede de la Escuela Municipal de Música y Danza.
La calle ha visto nacer negocios históricos como Panishop (1902) y Calzados Callizo (1895), y hoy es un espacio donde arte, cultura y vida urbana se mezclan: grafitis, arte callejero del festival Asalto, galerías, bares, estudios de artistas y eventos culturales en el centro Las Armas, con su sala principal Son Estrella Galicia, estudios de grabación y cine al aire libre.
Otros puntos de interés son la librería El Baúl de Melquiades (nº16) y el microedificio de Zaragoza Activa (nº72), un espacio ciudadano para la creatividad y la economía social.


Al fondo de la calle, se puede vislumbrar la torre de La Seo, joya barroca proyectada por Juan Bautista Contini y construida entre 1686 y 1704.
Explorar la calle Las Armas a pie es la mejor manera de sentir su atmósfera única, donde el pasado y el presente conviven en un lugar cargado de historia, arte y vida local.