Doctor Cerrada es una de las calles mas céntricas y concurridas de Zaragoza, y se extiende desde el Paseo de Pamplona hasta la Gran Vía, atravesando Laguna de Rins, Fita, Dato y Ricla.
A veces uno no se dirige precisamente a la Calle Doctor Cerrada, a veces uno va para otro lado, a otra plaza, a otra gestión, a veces por ahí se hace más lejos pero igual uno toma la Calle Doctor Cerrada, como si fuera un recorrido obligatorio o una suerte de apremio por llenarse de la vida que recorre esa calle de un extremo a otro.
Es uno de esos sitios donde parece que el tiempo se haya detenido años atrás, cuando todo era más sencillo y la gente no tenía tanta prisa.
Restaurantes, hoteles, parques, galerías de arte, proyectos culturales, tiendas, bancos, farmacias, se suceden y forman parte de la vida habitual de la calle.
Instalaciones recientemente restauradas y modernas se dan la mano con el pasado. Las viviendas modernistas nos salen al paso, con sus balcones de forja que sobresalen a la construcción misma, los techos de tejas o los bellos vitrales, típicos del decorado de las viviendas burguesas de principios del siglo XX.
Detrás del Memory (número 7) se esconde una oferta de comida rápida y de calidad. Aquí encontraremos un buen producto y algunas recetas imaginativas, pero sobre todo buen producto a precio asequible. La barra del Memory está repleta de minis de tortilla, de bacon, jamón y una amplia variedad de tapas, tostadas y raciones que se preparan en el acto.
Todo este cúmulo de felicidad acompaña a unos bocadillos y hamburguesas -todos ellos con nombres de cantantes y grupos musicales- que harían resucitar a los muertos. Probad un “The Doors” y ya nos diréis. Tienen una gran variedad de hamburguesas de creación propia que, siempre que sea posible, pueden adaptarse a los gustos del cliente. No os perdáis la “Amaral”, con hamburguesa de ternasco, huevo, pimiento verde y alioli.
Las bravas son muy buenas: tiernas por dentro y crujientes por fuera.
En el número 8 se sitúa El Pájaro Azul, uno de los bares favoritos de los universitarios de la ciudad desde hace décadas gracias a su cercanía con el edificio Paraninfo de la Universidad de Zaragoza y sus precios razonables.
Por eso, siempre lo encontrarás lleno de grupos de jóvenes tomando el vermú al salir de las clases. Croquetas, ensaladilla, patatas bravas, jamón serrano o tortilla… Raciones abundantes para cerveza moderadamente baratas.
En el 22 se encuentra la Biblioteca de Aragón (o de Doctor Cerrada como es conocida popularmente). Es el primer centro bibliográfico de nuestra Comunidad y cabecera de su sistema de Bibliotecas. El edificio se compone de un primer cuerpo, formado por las plantas sótano y calle, que concebido para salas de lectura y préstamo, se caracteriza por una gran preocupación por la luz. El segundo cuerpo, consta de plantas diáfanas, que pueden servir tanto para oficinas como para salas de investigación y cuya función ha variado con el tiempo y el uso, siendo definidos sus espacios interiores por una gran calidez, en contraste con el tratamiento austero de los exteriores.
El Pic-Nic (esquina de Doctor Cerrada con Laguna de Rins) lleva más de 30 años ofreciendo tapas que se distinguen por la creatividad y el toque de elegancia en su presentación que caracteriza a la casa.
La fachada y la decoración del local es sencilla, pero no te dejes engañar por las apariencias, la barra del Pic-Nic está llena de suculentos pinchos de autor, a cual más atractivo y las paredes repletas de premios, menciones y diplomas.
Con muy buen producto esta casa de comidas renovada con muy buen gusto convence por la sencillez y honradez de su oferta. Hay respeto por la tradición y la calidad de la materia prima. Es puro disfrute.
En el 23 está el Sajonia, una típica cervecería alemana con mesas y paredes de madera. Su carta ofrece sabrosas hamburguesas, salchichas y bocadillos. La atención es buena y la relación calidad precio excelente.
Un poco más adelante aparece el Asador de Albares (número 25), un referente entre los vecinos (y en la ciudad en general). Cada día hacen un menú diferente, con producto sencillo y bien tratado e incluso con algún lujo. Sin reserva, ni sueñes comer aquí.
Un día cualquiera, en Asador de Albares puedes comer una poderosa ensalada de rulo de cabra o de queso fresco, o lentejas con espinacas y garbanzos o verduras a la brasa, y de segundo manitas de cerdo a la brasa, o carrilleras, o un bistec siempre presente en el menú. Y postres buenos, buenos y caseros (como todo lo demás).
Eso (y muchísimo más) es la Calle Doctor Cerrada: un lugar donde es fácil perderse y sentirte dentro de una aventura, una locura y un remanso de paz, todo depende de donde estés y del momento del día.