Dos jinetes realizados para el Estadio Olímpico de Montjuïc de Barcelona en 1929, conocidos como ‘el saludo olímpico‘, reciben al visitante del Museo Pablo Gargallo en la Plaza San Felipe.
A ellos se unen las monumental esculturas ‘la vendimiadora‘ (1928) y ‘el pastor del águila‘ (1928), ubicadas en la calle Candalija y una invitación explícita a los paseantes para entrar en el museo dedicado al escultor maellano.
Junto con ‘el pastor de la flauta‘ (1927), son dos de las tres esculturas que realizó Pablo Gargallo para el proyecto de ornamentación de la Plaza de Cataluña, en Barcelona, con motivo de la celebración de la Exposición Universal de 1929.
El Museo Pablo Gargallo se ubica en el Palacio de Argillo, precioso edificio que data de 1661 y que posee las características de la arquitectura civil de la nobleza aragonesa en la transición del modelo renacentista al barroco.
En 1981, año del centenario del nacimiento de Pablo Gargallo, se celebró muy puntualmente en Maella con diversos actos que contaron con la asistencia de Pierrette Gargallo de Anguera, hija del escultor, quien ofreció a Zaragoza toda su colaboración para constituir un museo dedicado a la obra de Gargallo.
El 19 de mayo de 1982 se firmó el contrato fundacional del Museo Pablo Gargallo, ratificado por el Ayuntamiento de Zaragoza. El contrato firmado por Pierrette Gargallo de Anguera y Ramón Sainz de Varanda, alcalde de Zaragoza, establecía la condición de museo monográfico dedicado exclusivamente, con carácter público y permanente, a la obra del escultor Pablo Gargallo, previéndose la realización de actividades complementarias. El museo se inauguró en 1985.
En 2001 se decidió adaptar el museo a nuevas técnicas expositivas, actualizar y ampliar los sistemas e instalaciones de climatización y en cubrir el patio central mediante una cúpula translúcida, ligera y reversible.
Esta rehabilitación fue el primer paso de la renovación del museo y su nueva distribución de las colecciones en las distintas plantas y salas del museo.
Desde su inauguración en julio de 1985, las colecciones del Museo Pablo Gargallo han crecido de manera pausada pero ininterrumpida, gracias sobre todo a las sucesivas donaciones de Pierrette Gargallo de Anguera, donaciones particulares y compras realizadas por el Ayuntamiento de Zaragoza.
En su patio y salas se descubre la figura de este escultor que compartió aventuras creativas con Picasso, Greta Garbo o Kiki de Montparnasse.
Recorriendo sus pasillos podemos comprobar cuán grande era la predilección de Gargallo por la anatomía humana. Vanguardista de pro, el escultor centró su obra en el reconocimiento de las formas del cuerpo humano realizando esculturas con láminas y planchas de metal.
Inspirándose, además en el cubismo, sorprenden muchas de sus obras en la que, a veces, en las zonas donde debería haber un músculo o un hueso no hay nada, solo un hueco vacío.
Actualmente las colecciones del museo cuentan con piezas pertenecientes a todas las épocas y todas las tendencias de la producción de Gargallo, estando también representadas casi todas las temáticas que fueron objeto de sus trabajos y la mayor parte de los materiales y técnicas que utilizó para la ejecución de los mismos.
Pablo Gargallo fue uno de los escultores más importantes y rompedores del siglo XX. Nacido en Maella en 1881, este escultor, se movió entre el clasicismo y la experimentación del cubismo, el modernismo o el expresionismo. Sus obras están en museos de todo el mundo (desde el Reina Sofía al MOMA, o el Centro Pompidou).
De sólida formación tradicional, que consolidó en la Barcelona Modernista (en el taller de Eusebi Arnau y como alumno de La Lonja) y amplió con sus viajes a París en 1903, 1907 y 1909, a partir del segundo investigó con materiales metálicos inusuales (chapas de cobre, hierro, latón, plomo) en busca de un lenguaje personal e innovador.
Sin abandonar el campo de la figuración y manteniendo siempre su interés preferente por la representación del cuerpo humano, a lo largo de tres décadas (que se reparten entre Barcelona y París) logró desarrollar un apasionante proceso de liberación física de la escultura, ya que desde el clasicista bulto redondo (que siguió practicando y depurando durante toda su vida) y mediante la inversión de los volúmenes, el aligeramiento de la masa, la supresión total de la materia y la fragmentación y elisión de los elementos significantes de la figura, llegó a convertir el vacío, los espacios inducidos y las luces recogidas -y no reflejadas- en factores decisivos de la construcción escultórica.
Salvo los ejemplares instalados en Zaragoza (en el entorno de la Plaza San Felipe), toda su obra pública de carácter monumental se localiza en Barcelona.
Allí se relacionó con los artistas de Els Quatre Gats, como Pablo Picasso, Juan Gris, Max Jacob, Max Jacob o Isidro Nonell. Con Picasso tuvo una buena amistad, hasta el punto que le dedicó varios retratos escultóricos.
En el Museo se conservan y exhiben esculturas que van desde la época de formación de Pablo Gargallo hasta los últimos años de su vida. En éstas se aprecian tendencias modernistas, noucentistas y cubistas con un marcado acento personal y utilizando especialmente el hierro, el cobre y el plomo como materiales.
Las piezas, fechadas desde 1904 hasta 1934, reflejan la personalidad de una de las más destacadas individualidades del arte moderno y un creador decisivo en la evolución de la escultura del siglo XX.
Además de la colección de esculturas, el museo cuenta con una importante muestra de dibujos y doce conjuntos de plantillas de cartón que Pablo Gargallo usaba para trazar y cortar las diferentes piezas que componen sus esculturas en chapa metálica.
Entre las piezas exhibidas cabe destacar el ‘Gran Profeta’ (1933), situado en el patio interior. La figura representa un orador gritando con el brazo levantado mientras sujeta un bastón con actitud amenazadora.
En 1904 Gargallo realizó varios dibujos de una figura de Profeta, que tendrá cierta traducción escultórica en el imponente relieve de San Juan Bautista realizado entre 1906 y 1911 para el friso de los santos de la fachada principal del Pabellón de Administración del Hospital de Santa Creu i Sant Pau, de Barcelona.
En 1926 ejecutó, en chapa de cobre, una premonitoria y sobrecogedora Cabeza de profeta, probable estudio, muy acabado y significativo, para el definitivo ‘El Gran Profeta’ con el que culminaba un proceso de obsesión creativa que se prolongó casi treinta años.
En esta obra extraordinariamente arquetípica, Gargallo reúne y sintetiza, de manera emblemática, casi todos sus logros expresivos y conceptuales en el campo de la representación de los volúmenes, el espacio y la luz, conseguidos a lo largo de una trayectoria artística y vital absolutamente volcada en la investigación de nuevos recursos y la búsqueda de un lenguaje personal e innovador, hasta el extremo de haber resuelto los aspectos formales más notorios mediante el uso de marcadores sígnicos derivados del trabajo de las gruesas planchas de hierro que utilizó durante los últimos años de su vida, de modo que, tratándose de una obra modelada para fundir y siempre fundida en bronce, todavía propicia, en ciertos observadores poco atentos, la confusión de considerarla ejecutada en hierro forjado.
Museo Pablo Gargallo
Dirección: Plaza San Felipe 3, Zaragoza
Teléfono: 976 724 922
Entrada: El precio de la entrada es de 4 €
Horarios: De martes a sábado, de 10 a 14 y de 17 a 21 h. Domingos y festivos de 10 a 14:30 h. Lunes cerrado.