Calle Conde Aranda de Zaragoza
La Calle Conde Aranda

Calle Conde de Aranda

Hay calles hechas para el silencio, así como hay calles hechas para la vida, para el trasiego, como es el caso de Conde Aranda, vía dedicada al noble Pedro Pablo Abarca de Bolea, que une César Augusto y el Coso con el Paseo de María Agustín y la Avenida de Madrid.

Conde de Aranda tiene su ritmo y eso todo el mundo lo sabe, todo el mundo lo siente. Por lo general, es lento, sobre todo al amanecer cuando la calle se estira como un gato perezoso y nocturno que le protesta al sol por adelantado.

A la calle Conde de Aranda se va a resolver cualquier cosa, a comprar en alguna tienda, a tomar un café o poner crédito al teléfono, a cambiar dineros o mirar artesanías, a hacerte un corte de cabello.

El Colegio Escuelas Pías está situado en la confluencia de la Avenida César Augusto con las calles Conde Aranda y El Coso
El Colegio Escuelas Pías está situado en la confluencia de la Avenida César Augusto con las calles Conde Aranda y El Coso

En Conde de Aranda hay boutiques, bazares, joyeros y relojeros, hay gente que se sienta en los muros bajos a mirar a la otra gente, esa que no se cansa de pasar echando un vistazo a los escaparates, comparando precios o simplemente refrescando la mirada.

Café Ibiza en el chaflán de Conde Aranda con César Augusto

La calle de Conde de Aranda tiene su origen a comienzos del siglo XX, cuando se acometió el proyecto urbanístico para abrir y prolongar la calle del Portillo hasta el Coso, según el proyecto realizado por José de Yarza Echenique, en 1915.

Cruce de Conde Aranda, a pocos paso de la Avenida César Augusto y El Coso

Pero para llevar a cabo esta reforma era necesario expropiar parte del colegio de las Escuelas Pías, ubicado al inicio de la actual calle. La negociación de este derribo parcial retrasó la reforma más de 20 años y la construcción de la calle no se concluyó hasta bien entrados los años 50.

Edificio de estilo clasicista en la Calle Conde de Aranda

Arquitectura de los edificios de la calle conde aranda de zaragza

Bloques de viviendas en la Calle Conde de Aranda

Intersección de las Calles Conde Aranda y Mayoral
Intersección de las calles Conde Aranda y Mayoral

Conde Aranda es una calle con vocación de avenida, jalonada de edificios protegidos -en su mayor parte por su interés ambiental-, que mantienen su esencia rodeados de atractivos culturales como la iglesia de San Pablo, el museo del Fuego, la plaza de Toros o la iglesia del Portillo.

Vista de la Iglesia del Portillo desde la Calle Conde Aranda
Vista de la Iglesia del Portillo desde la Calle Conde Aranda

Por su interés arquitectónico, destaca la casa que en 1938 presentó la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Zaragoza. El arquitecto Teodoro Ríos firmó este proyecto para un edificio destinado a oficinas y viviendas en la recién abierta calle del General Franco, en el 101 de la actual Conde de Aranda.

El inmueble, exponente de la arquitectura clasicista, destaca por su torreón coronado por una cúpula, inspirada en la de San Pedro del Vaticano y San Pedro Borromeo de Viena. Ochenta años después, el edificio alberga una oficina de Ibercaja.

El antiguo edificio de la Caja de Ahorros y Monte de Piedad (derecha) está inspirado en las iglesias de San Pedro del Vaticano y San Pedro Borromeo de Viena
El antiguo edificio de la Caja de Ahorros y Monte de Piedad está inspirado en las iglesias de San Pedro del Vaticano y San Pedro Borromeo de Viena

En la glorieta situada en la confluencia con César Augusto y Conde de Aranda, un pequeño monumento recuerda al ilustre aragonés del que recibe el nombre el vial. Pedro Pablo Abarca de Bolea (Siétamo, Huesca, 1719 — Épila, Zaragoza, 1798) fue un noble, militar y estadista ilustrado español y el X Conde de Aranda. Fue la figura política más importante de la Ilustración en España y referente del llamado “partido aragonés“, promotor de la modernización de Aragón.

Monumento al Conde de Aranda
El Monumento al Conde de Aranda

A veces uno no se dirige precisamente a Conde de Aranda, a veces uno va para otro lado, a otra plaza, a otra gestión, a veces por ahí se hace más lejos pero igual uno toma la calle Conde de Aranda, como si fuera un recorrido obligatorio o una suerte de apremio por llenarse de la vida que recorre esa calle de un extremo a otro.

A veces los negocios le roban lugar y es cuando aparecen mesas y sillas para detenerse a comer o tomar algo. A veces uno entra en la tienda equivocada, porque se da cuenta de que no le alcanza el dinero –o viceversa-. A veces se hace un nudo de compradores potenciales frente a algún negocio, y uno también se detiene a mirar. Nadie sabe, Conde Aranda es de esas calles donde puede aparecer cualquier cosa.

cruce de cesar augusto el coso y conde aranda
Cruce de César Augusto, el Coso y Conde Aranda

En el número 30 se sitúa el restaurante nicaragüense Valió la pena. Lester Gaitán piensa que definitivamente sí valió la pena montar el modesto restaurante que hoy posee en Zaragoza.

restaurante nicaragüense Valió la pena

Valió la pena una vida en cocinas y restaurantes de su Nicaragua natal, de Costa Rica, México y Estados Unidos para por fin tener su negocio. Eso sí, en la vieja España, donde lleva casi una década mostrando la cocina más típica de su país.

Mientras otros sitios nicaragüenses o centroamericanos tienen en la pared una enorme bandera de la nación y poco más, Lester se dedica a mostrar la cultura de su tierra con su comida.

A pocos pasos, en el número 28 de la Calle Boggiero, se encuentra el Oasis Club Teatro. Inaugurado en 1917, fue el primer cabaret de la ciudad. En la actualidad sigue funcionamiento bajo el concepto de discoteca y sala de conciertos.

Eso (y muchísimo más) es Conde Aranda: un lugar donde es fácil perderse y sentirte dentro de una aventura, una locura y un remanso de paz, todo depende de donde estés y del momento del día.

Siempre está llena de gente de todas las edades, por lo que es un gran lugar para experimentar la atmósfera incomparable del centro de Zaragoza.

Todo el conjunto arquitectónico y humano es impresionante, y el paseo por una de las principales arterias comerciales y turísticas de Zaragoza se hace totalmente ineludible, tanto para los viajeros que llegan por primera vez a la capital maña como para aquellos que la conocen como la palma de su mano.

 

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