colonia Lepida Celsa en Velilla de Ebro (Zaragoza)
Colonia Lepida Celsa en Velilla de Ebro

Colonia Lepida Celsa en Velilla de Ebro

Los restos romanos en Aragón son numerosos. En Zaragoza, la ruta romana nos lleva a las ruinas del teatro romano, las termas, el foro, el puerto fluvial y los tramos de murallas que aún se conservan.

En los alrededores de la ciudad, hallamos auténticas joyas como Los Bañales, Villa Fortunatus en Fraga o los mausoleos de Fabara y Sádaba.

Igualmente destacan la presa romana de Almonacid de la Cuba, la urbe romana de Labitolosa en La Puebla de Castro o la ciudad ibero-romana del Cabezo de Azaila.

Tampoco podemos dejar de mencionar la impresionante colonia Lepida Celsa en Velilla de Ebro (Zaragoza).

Se trata de una colonia romana fundada por Marco Emilio Lepido en el año 44 a.C., en las inmediaciones de una ciudad ibérica anterior, Kelse. Fue la primera fundación en el valle del Ebro de una «Colonia Inmune» de ciudadanos libres romanos.

El estatus de «Colonia Inmune» otorgado a Lepida Celsa tenía un significado profundo en el contexto del Imperio Romano. Esta designación confería a la colonia un alto grado de autonomía y exención de ciertas cargas fiscales, lo que la convertía en un centro de importancia tanto administrativa como económica. Ciudadanos romanos libres se establecieron en esta tierra fértil, contribuyendo al crecimiento de la comunidad y a la construcción de un entorno urbano que reflejara los valores y la organización de la Roma clásica.

Tras caer en desgracia Lepido, hacia el 36 a.C., la ciudad cambió su nombre por el de Colonia Iulia Uictrix Celsa, latinizando el nombre de la antigua ciudad ibérica.

La vida de la ciudad fue relativamente breve, ya que hacia el 70 d.C. se abandonó, lo que ofrece una foto fija de la vida en los primeros momentos del imperio romano.

Su ubicación favoreció que se convirtiera en un importante punto estratégico militar y comercial. Llegó a contar con una población de 3.500 personas formada por emigrantes itálicos, clientes de César y Pompeyo, y aristocracias indígenas.

Lepida Celsa ha dejado un legado arqueológico que revela la riqueza y el esplendor de su historia. Las ruinas que persisten hoy en día narran la evolución de un asentamiento desde su fundación hasta su eventual declive. Los restos de estructuras, mosaicos y elementos arquitectónicos son testigos silenciosos de las vidas que una vez se desarrollaron en estas calles y plazas.

Exposición de los objetos hallados en el yacimiento arqueológico de Celsa

Las primeras noticias sobre la presencia de este importante yacimiento arqueológico se remontan hasta la Edad Media; ya en 1435 hay noticias de la aparición de monedas, estatuas y mosaicos que fueron estudiados y publicados en los escritos de P. Risco, Zurita, C. Bermúdez y Labaña.

Las excavaciones arqueológicas realizadas en la década de los años 80 del siglo pasado permitieron reconocer una serie de elementos de gran importancia en la Colonia Lepida Celsa.

La trama urbana se hizo visible, con calles empedradas y dispuestas de manera ordenada, siguiendo el relieve del terreno. Las aceras se enlazaban con las puertas de las viviendas.

Durante estas excavaciones, se desenterraron tramos significativos del Cardo y el Decumano, cuyas orientaciones corresponden a los puntos cardinales.

Los hallazgos en este yacimiento arrojaron luz sobre su arquitectura doméstica, con casas de atrio testudinado o atrio toscano, además de un mercado, tiendas, almacenes, un restaurante, aljibes y el emplazamiento de la necrópolis.

En el panorama de la arquitectura se destacan edificios de gran interés. La Insula I, también conocida como la Casa de los Delfines, presenta pavimentos de opus signinum de gran belleza.

En la Insula II se encuentra un mercado con acceso directo desde la calle y edificios relacionados, como el primer pistrinum completo, o panadería, de época altoimperial documentado en Hispania.

La Insula VII alberga tres casas: la Casa de Hércules, la Casa del Emblema Blanco y Negro, y la Casa de la Tortuga. La Casa de Hércules destaca por su conjunto de pinturas murales romanas y un impresionante triclinio que da hacia un patio porticado con columnas.

En 1997 se inauguró en Velilla de Ebro la Sección de la Colonia Celsa, que pertenece al Museo de Zaragoza, donde se exponen materiales obtenidos en las excavaciones arqueológicas y se hace un recorrido por la historia y la vida cotidiana de esta colonia romana.

 

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