La plaza de San Francisco es una gran plaza de forma rectangular situada en el paseo Fernando El Católico, muy cerca de la puerta principal de la Ciudad Universitaria de Zaragoza.

En el centro de esta plaza, flanqueada por los raíles del tranvía, se sitúa la elegante estatua de bronce del rey Fernando el Católico, fundida en 1969 por el artista Juan de Ávalos García-Taborda.

Esta histórica plaza de ambiente universitario es uno de los lugares más emblemáticos y animados de Zaragoza, y cuenta con numerosos bares y restaurantes. Aunque la actividad a su alrededor se concentra más entre semana, los fines de semana cada vez está más animada.

En una de las esquinas de la plaza se encuentra el Mostaza, un clásico vivo de los bocadillos en nuestra ciudad. Hamburguesas hechas con ingredientes de primera, con una combinación de sabores excelentes y buena mano en la plancha o la parrilla, un trato inmejorable y esa sensación impagable de estar rodeado de profesionales.
En el apartado de los bocatas, destacan clásicos imprescindibles como el de bacon y queso, el de ternera a las Cinco Pimientas y el de pollo con queso. Sin olvidarnos de una cuidada selección de mostazas que hace honor a su nombre.

A pocos metros se encuentra el Mott, un local dedicado en cuerpo y alma a convertir la hamburguesa en un alimento de calidad, saludable y, sobre todo, delicioso. Ofrecen una gran variedad de hamburguesas de creación propia, que, siempre que es posible, se adaptan a los gustos del cliente.

Justo al lado, la Pizzería Leone ofrece un viaje culinario a través de Italia. En un espacio diáfano con grandes ventanales, un gran horno de leña es el protagonista. Preparan pizzas biológicas con ingredientes selectos (y muchas DOP) y de buen tamaño que te harán querer más.

Nuestra próxima parada es el restaurante Nómada (número 37), un referente gastronómico que combina creatividad atrevida con platos de comida callejera de los cinco continentes. Su carta incluye bocadillos, raciones y platos que te harán dar la vuelta al mundo sin salir de Zaragoza.
Para conocer una de las hamburgueserías más antiguas de España, basta cruzar el Paseo Fernando el Católico y visitar la Hamburguesería Nevada (Plaza San Francisco, 11).
Este establecimiento tiene una estrecha relación con la instalación de la base militar americana en Zaragoza en los años cincuenta, que explica un texto en el papel que envuelve cada hamburguesa:
“En 1957 un cocinero americano de la base nos dio la receta de sus afamadas hamburguesas, convirtiéndonos de esta forma en uno de los locales pioneros en la elaboración de hamburguesas en España. Dos peculiaridades del país de la época dieron personalidad propia a las mismas: la forma de nuestras hamburguesas es alargada, ya que al no haber panecillos redondos hubo que amoldarse al pan disponible. Además, la inexistencia de kétchup nos llevó a elaborar una salsa de tomate casera que perdura hasta hoy”.
Las hamburguesas del Nevada son un testimonio vivo de la fusión que tuvo lugar en Zaragoza durante los casi cuarenta años que estuvieron las tropas de las Fuerzas Aéreas de Estados Unidos (USAF).

Desde hace más de 30 años, los porches de la Plaza San Francisco se convierten todos los domingos por la mañana en un hervidero de coleccionistas de sellos y monedas.
Los puestos callejeros ofrecen otros artículos como revistas viejas, libros de segunda mano, postales, insignias, billetes de lotería, tarjetas telefónicas, juguetes, minerales, fósiles y cualquier otro objeto susceptible de formar parte de una colección.

Además, dentro del Campus San Francisco, en la zona ajardinada entre el edificio Interfacultades y la Facultad de Derecho, se celebra todos los viernes de 8:30 a 14 h un Mercado Agroecológico.
Es una cita semanal con la alimentación sana y sostenible, con más de 20 puestos donde productores aragoneses ofrecen directamente sus productos ecológicos: hortalizas, frutas, frutos secos, huevos, lácteos, mermeladas, conservas, cervezas, hierbas aromáticas… para llenar tu cesta de la compra.

La Plaza de San Francisco se mantiene como un refugio para vecinos y visitantes que buscan tomarse una cerveza o picar algo tranquilamente. A pesar de la abundancia de sillas y mesas, por la noche no es fácil encontrar sitio para sentarse, pero cuando lo consigues, no hay quien te desenganche de tu trocito de paraíso urbano.
Uno de esos lugares para reenamorarse de Zaragoza y del mundo en general.
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