Desde el puente sobre el río Huerva -donde se encontraba el antiguo canódromo de Zaragoza– hasta la Facultad de Veterinaria y el Palacete de Torreluna, la calle Miguel Servet se extiende durante casi dos kilómetros y medio, conectando el centro de la ciudad con las afueras.
Recorrerla es viajar entre estilos arquitectónicos, escultóricos y ambientales de alto valor cultural y patrimonial. Esta vía, una auténtica galería al aire libre, nos ofrece una muestra de estilos diversos, muchos de los cuales fueron concebidos en la primera mitad del siglo XX.
Por su amplitud, la urbanización de la calle no es homogénea. Se puede decir que hay múltiples paisajes dentro de una misma calle. Recorrerla es conocer una parte de Zaragoza tan fascinante como el tradicional Casco Histórico, pero más moderna y tranquila. Es una vía amplia, bien señalizada, con varios carriles, separadores, luminarias y pocos semáforos, lo que la convierte en un trayecto cómodo y rápido.
Desde 1896, la calle lleva el nombre del científico aragonés Miguel Servet, descubridor de la circulación sanguínea pulmonar.

La Calle Miguel Servet a principios del siglo XX. Al fondo puede verse la Puerta del Duque de la Victoria (derribada en 1919) y el Puente de San José sobre el río Huerva. Foto: Archivo Municipal de Zaragoza
El paso del tiempo y la última crisis económica han dejado su huella. Numerosos locales comerciales han cerrado, y Miguel Servet es una de las avenidas con más establecimientos vacíos, un reto que comparte con otras importantes arterias de la ciudad, como la avenida San José y la avenida de Cataluña. Actualmente, más de 50 locales permanecen desocupados.
Pese a ello, la calle sigue siendo un eje fundamental en la vida de Zaragoza, y recorrerla es descubrir una mezcla de historia, cultura y comercio que la convierte en un lugar único de la ciudad.
En el 11 se encuentra la librería Olé tus libros, un espacio dinámico con una agenda repleta de eventos.
También en el número 11 está Recreo Coworking, un espacio de encuentro, colaboración e ideas para emprendedores creativos.
A mitad de la calle, en el número 57, se encuentra el que fue durante casi un siglo el matadero de la ciudad, obra del arquitecto Ricardo Magdalena, construido entre 1880 y 1884.
Tras unos años de abandono, el conjunto alberga hoy el Centro Cívico Salvador Allende y la Biblioteca Municipal Ricardo Magdalena.



En el número 105, Teque’s Neuro ofrece la cultura venezolana en Zaragoza con una carta variada de platos tradicionales.

En el número 123 se encuentra el Palacio Larrinaga, diseñado en 1901 por Félix Navarro, repleto de elementos decorativos que aluden al mar y al comercio marítimo.


Nuestra próxima parada es la Antigua Fábrica Giesa Schindler, construida en los años cuarenta y símbolo industrial de Zaragoza.



En el número 140 está la Antigua Estación de ferrocarril de Utrillas, destacada por su arquitectura y su importancia histórica.


Al final de la calle se encuentra la actual Facultad de Veterinaria, que abrió sus puertas en 1951/1952.

A pocos metros está la casa Torreluna, un edificio historicista de los años 30, actualmente restaurante y discoteca.

Eso (y muchísimo más) es la Calle Miguel Servet: un lugar donde es fácil perderse y sentirte dentro de una aventura, una locura y un remanso de paz, todo depende de donde estés y del momento del día.
Miguel Servet es esa otra parte de Zaragoza de la cual no hablan generalmente las guías turísticas, pero igual llena de vida y gente.