Pollo al chilindrón, bacalao ajoarriero, madejas, congrio a la bilbilitana, cardo con salsa de almendras, migas… Si leer los nombres de estos platos os hace salivar, sentaos en las mesas de estos 9 restaurantes que os llevarán al cielo de la cocina tradicional aragonesa.
Antigua Casa Royo
Zaragoza celebra el retorno de uno de sus restaurantes más icónicos. Después de cuatro meses de incertidumbre, el restaurante Casa Royo, conocido por su maestría en las brasas, ha reabierto sus puertas bajo el nuevo nombre de Antigua Casa Royo.
Este emblemático establecimiento, situado en la carretera de Logroño, cerró temporalmente en marzo debido a la jubilación de su fundador, Félix Royo, quien había dirigido el restaurante durante más de 50 años.
La reaparición de Casa Royo ha sido recibida con entusiasmo tanto por clientes antiguos como por nuevos visitantes. El Grupo Gustum, ahora al mando del restaurante, ha mantenido la esencia que hizo famoso al lugar, al tiempo que ha incorporado algunas innovaciones para revitalizar su oferta.
El restaurante sigue destacando por su especialidad en carnes a la brasa, con platos emblemáticos como el Ternasco de Aragón, entrecot, chuletón, conejo, pollo, y otras opciones como longaniza, butifarra y chorizo.
Dirección: Camino del Tomillar, 1
La Rinconada de Lorenzo
Zaragoza tiene la riqueza de disponer de algunos lugares que mejoran con el paso de los años. Muchas veces olvidados, algunos tienen, además, el plus de haberse modernizado sin excesos, para ponerse al día con la exigencia de calidad y buenos productos que pide la clientela. Uno de estos casos es La Rinconada de Lorenzo de la calle La Salle.
Quien quiera comer un ternasco de Aragón asado al horno como Dios manda, éste es el sitio.
Preparan muchas otras cosas, todas buenísimas, pero algunos recordamos con especial veneración los entrantes: croquetas, madejas, garbanzos estofados o borrajas… Y unas migas con longaniza y uvas que todavía retenemos en las papilas gustativas.
Dirección: Calle La Salle, 3, junto a la Plaza San Francisco
El Fuelle
Este restaurante situado en la calle Mayor cuenta con más de 30 años de historia elaborando la auténtica cocina aragonesa con un horno de leña y un gran fogón-parrilla con los que elaboran carnes a la parrilla y asados.
Entrar en El Fuelle significa sumergirse en un restaurante de antaño, con paredes llenas de recuerdos y enseres de labranza que nuestros antepasados utilizaban décadas atrás.
El ambiente de taberna antigua, los camareros hiperactivos y unos platos deliciosos son motivos suficientes para decidir que volveréis. Pero antes, acabaros las migas de la casa, la sopa de ajo, el entrecot de buey o el ternasco de Aragón a la brasa.
Los postres son caseros, variados y muy bien presentados. En el capítulo de vinos hay que destacar un esfuerzo de imaginación y buen gusto. Hay propuestas de diversas DO y no se limitan a los vinos ‘caros’.
Dirección: Calle Mayor, 59
La Garnacha
La Garnacha es un asador tradicional aragonés especializado en carnes a la brasa y en los mejores vinos de Aragón. Sin embargo, también podemos encontrar pescados, mariscos, platos de cuchara y una gran variedad de entrantes fríos y calientes.
Dispone de varios menús del día, de fin de semana y degustación de lo más económico, donde no suele faltar el Ternasco de Aragón IGP o el entrecot de vaca vieja, aunque también sorprenden con otros platos muy elaborados como las alcachofas confitadas en aceite de oliva virgen a baja sobre lágrima de romesco casera, virutas de foie y crujiente de jamón o pescados como la corvina a la parrilla con adobo casero y puré de berenjena asada. La atención que ponen en los platos lo hace diferente y superior a mucha de la oferta criolla existente en la ciudad.
Dirección: Calle de Clara Campoamor, 26
Mesón Martín
Como un coágulo de autenticidad resistiéndose a ser disuelto, el Mesón Martín engulle al recién llegado sin preliminares y lo incrusta repentinamente en una gruta tabernera atemporal donde la dimensión espacio-tiempo discurre en otra frecuencia de onda desde hace ya muchos años.
Sus productos estrella, sin menospreciar a las ‘Cocletas Mariví’, son raciones como las alcachofas o el jamón con chorreras, su carpaccio de picaña o sus huevos rotos con foie. Siempre, claro, acompañados de una copa de vino, un vermut o una caña.
El Mesón Martín dispone de varios menús, donde no suele faltar el Ternasco de Aragón o el entrecot de ternera, aunque también sorprenden con otros platos muy elaborados como el rabo de toro al vino tinto, el solomillo de atún rojo o la merluza al estilo Orio.
De postre, buenísimo el Skandalo, una mezcla de chocolate caliente y helado.
Dirección: Calle María Guerrero, 26
Restaurante Albarracín
El restaurante Albarracín ha renovado su interiorismo para adaptarse a los tiempos sin dejar de dar calidad en sus brasas y en su cocina de mercado.
Es un local familiar y para grandes mesas y eso genera un trasiego quizás perturbador los fines de semana pero aquí hay mucha honestidad, diligencia y un esmerado saber hacer que merece elogio. Cocina basada en la tradición aragonesa donde el ternasco asado se presenta como uno de sus platos estrella de la casa.
El pollo al chilindrón, el chipirón relleno de verduritas, pasas y piñones, la falsa pizza (la masa está hecha con torta de anís) de paletilla de ternasco con tomates confitados, las lascas de queso y sitakes, forman parte del ADN del restaurante Albarracín.
El ternasco lo trabajan incluso en bocadillo con originales combinaciones de ingredientes.
Dirección: Plaza del Carmen, 1, junto a la Calle Cádiz
La Bodega de Chema
Desde 1972 la Bodega de Chema le ofrece toda la tradición de la cocina aragonesa con la destacada especialidad de la casa, el cabrito asado con patatas. Juega en la liga de esos restaurantes tradicionales, honestos, sin más pretensiones que conseguir que pases un rato animado.
Es uno de esos lugares del pasado en medio de la ciudad que parece mentira que hayan sobrevivido a los envites del progreso. La Bodega de Chema es un local familiar y para grandes mesas y eso genera un trasiego quizás perturbador los fines de semana pero aquí hay mucha honestidad, diligencia y un esmerado saber hacer que merece elogio.
Dirección: Calle de Félix Latassa, 34
La Miguería
Es pronunciar ‘migas’ y al joven moderno y urbano se le hace la boca agua, se siente como en casa.
Situado en pleno Tubo, La Miguería es un excelente lugar para un almuerzo o cena tradicional, en un ambiente agradable y a buen precio. Un sitio perfecto para hacer un descanso mientras se visita la ciudad.
La especialidad de la casa son las migas (con uvas, longaniza, huevo, torreznos, setas, langostinos, chistorra, virutas de foie, chocolate o naranja), aunque en la carta también hay ensaladas, tablas y deliciosas tostadas.
La Miguería fue destacada en el año 2011 por los lectores del periódico británico The Guardian como uno de los 5 mejores restaurantes de España.
Dirección: Plaza Sas, 6
La Junquera
El Restaurante Asador La Junquera es ideal cuando necesitemos un lugar discreto, alejado del centro y con fácil aparcamiento. La decoración de los diferentes espacios de La Junquera es rústica, con suelos y paredes de madera, luz natural e incluso un olivo en el salón principal del restaurante.
Si el tiempo lo permite, el restaurante dispone de dos agradables zonas exteriores, un área de asadores, con mesas y bancos donde uno puede llevar su propia carne y sólo está obligado a pagar la leña y las bebidas y una elegante terraza chill-out, en la que disfrutar de una copa.
La especialidad del Restaurante La Junquera son las carnes a la brasa, sobre todo el ternasco y la ternera y la cocina tradicional. Disponen de menú diario y de varios menús cerrados.
Dirección: Camino Fuente la Junquera, 120
Los Cántaros
El ambiente acogedor, el trato familiar y la cocina casera, han hecho de Los Cántaros una visita obligada para los amantes del buen comer.
Lideran una propuesta de restauración basada en la profesionalidad y la honestidad. Su deseo no es otro que ofrecer calidad y sencillez desde el máximo respeto hacia el producto.
Los Cántaros se basa en la esencia de una cocina tradicional y de mercado. Disponen de una carta extensa, elaboran platos de temporada y proponen sugerencias diarias, con postres artesanales.
El solomillo a la parrilla o las chuletas de ternasco a la brasa son algunas de las especialidades que han dado fama a este local emblemático.
Dirección: Calle José María Lacarra de Miguel, 38