Siempre que hablamos de parques de Zaragoza se nombra al Parque Aljafería, al Parque del Agua, al Parque Grande… pero muy pocos conocen las maravillas del Parque Pignatelli.
Su entrada se encuentra en la Plaza Velázquez, al inicio del Paseo de Cuéllar y en el final del Paseo Ruiseñores.
En 1920 fue inaugurado este parque que convirtió en zona verde parte de la nueva zona de urbanización que conectaba la Plaza de Aragón con el barrio de Torrero.
Se extiende en paralelo a Cuéllar hasta la iglesia de San Antonio, en lo que fueron viveros del Canal Imperial de Aragón, que se unían, con un paseo, al puerto de Miraflores y a las llamadas Playas de Torrero.
Aquí llegaban las embarcaciones con pasajeros hasta la mitad del siglo XIX y las hortalizas y materias primas hasta la mitad del siglo XX. Desde ese punto, los tranvías, de mulas primero y electrificados más tarde, las bajaban al centro de la ciudad.
El Parque Pignatelli destaca por su gran extensión ajardinada, con amplias arboledas jalonadas por diversas esculturas, como el imponente monumento a Ramón Pignatelli.
Ramón Pignatelli (Zaragoza, 1734-1793) era hijo de los condes de Fuentes. Siguió la carrera eclesiástica y fue canónigo del cabildo de Zaragoza. Miembro destacado de la Real Sociedad Económica de Amigos del País, en la que desempeñó diversos cargos y es tenido por uno de las figuras más destacadas de la Ilustración en Aragón. Fue el principal impulsor de la construcción del canal Imperial, lo que motivó la dedicación de este monumento en Zaragoza un siglo después. También fue protector de Francisco de Goya en sus comienzos.
Para la iconografía de la voluminosa escultura que representa a Pignatelli, el escultor Antonio Palao se inspiró en el retrato que le había pintado Goya, de tamaño natural, pero a través de dos copias de otros pintores existentes en Zaragoza y también en algunos grabados y del asesoramiento del pintor Bernardino Montañés.
En un principio se ubicó en el ensanche de la ciudad, en la llamada Glorieta de Pignatelli (actual plaza de Aragón), donde se inauguró el 24 de junio de 1859, coincidiendo con la fecha de la llegada de las aguas del canal un siglo antes a Zaragoza.
En 1904 fue traladado a la entonces avenida del Siglo XX, luego convertida en el actual Parque de Pignatelli, en cuyo centro se alza con la estatua mirando hacial el cercano Canal Imperial.
En 1985 se construyó una fuente circular que realza la magnificiencia de la escultura.
En 1876 se construyeron los primeros depósitos que abastecieron de agua potable a la capital aragonesa. Fueron proyectados por el arquitecto municipal Ricardo Magdalena entre el final del Paseo Sagasta y el Canal Imperial a su paso por el Puente de América.
Fueron los primeros depósitos de agua con los que contó la ciudad de Zaragoza, y su construcción fue reflejo de la necesidad de dotar de agua potable a una población en crecimiento que comenzaba a participar con firmeza en el proceso de industrialización. Se trata de una construcción subterránea de planta perfectamente rectangular de dos naves, divididas en dos cada una, con una estructura de pilares de sección cuadrada sobre los que se apoyan las bóvedas, todo ello ejecutado en ladrillo visto.
Debido a su calidad arquitectónica, a las posibilidades espaciales y al atractivo visual que ofrecían los depósitos soterrados, en los años 80 del siglo XX fueron restaurados y utilizados como espacio expositivo. Pero el proyecto no terminó de cuajar y en 2005 el espacio se volvió a cerrar al uso público.
En 2019 el Ayuntamiento de Zaragoza decidió dar una nueva oportunidad a esta antigua obra de ingeniería hidráulica. Fue entonces cuando los viejos depósitos del Parque Pignatelli se reabrieron bajo el nombre de Espacio Pignatelli.
A pocos metros se encuentra Villa Luna, una casa proyectada por el arquitecto zaragozano Francisco Albiñana en 1924 que acusa el paso del tiempo. En la puerta de Villa Luna hay dos pentagramas de Beethoven y Wagner, que se dibujan sobre los rostros en relieve de estos compositores. Una ‘A’ y ‘P’ rematan la puerta, ahora víctima de grafitis.
La ‘A’ y la ‘P’ coinciden con las iniciales del promotor: Andrés Peralta. El por qué de las partituras se podría vincular supuestamente a su profesión, músico.
El parque tiene más de un centenar de especies vegetales, muchas de ellas plantadas en el siglo XIX, por lo que es uno de los más antiguos y encantadores de Zaragoza.
Pero sobre todo, es el parque de los zaragozanos, que le sacan el máximo partido y hay actividad casi todos los días del año.
El aroma de flores y plantas son el marco perfecto para pasear contemplando tranquilamente el bullicio del Paseo de Cuéllar, una de las mayores arterias comerciales y turísticas de la ciudad.
En 2023 se inauguró la ampliación del Parque Pignatelli, una nueva zona verde de 23.609 metros cuadrados. El acceso se hace a través de un gran arco en el que se lee ‘Depósitos de Torrero’.
En primer lugar se encuentra el área del Estanque. Se trata de un lago central destinado a la navegación con pequeñas embarcaciones y una banda perimetral de 7 metros de ancho que sirve como mirador.
El perímetro está rodeado con varias láminas de agua y vegetación flotante. Además, se cuenta con un mirador sobre la zona del parque inferior, donde permanecen los pinos que coronan el muro de separación entre el antiguo parque y su actual ampliación.
En el centro se abre la zona denominada Jardín de Bandas, con distintas áreas intergeneracionales, ocupadas alternativamente por pasos peatonales, fuentes de agua para jugar, plazas, zonas de vegetación y arbolado con flores, plantas aromáticas y frutales, así como zonas de juego infantil y máquinas de deporte para mayores.
En estas zonas ajardinadas, además, hay instaladas algunas piezas de piedra y capiteles, entre ellas los restos del obelisco del Reducto del Pilar, diseñado por el arquitecto Ricardo Magdalena, y que fue erigido en 1908 en la Glorieta de Sasera, en Zaragoza, para conmemorar el centenario de los Sitios. Desde hace años su lugar lo ocupa el conjunto escultórico de Federico Amutio titulado “La Patria”.
Por último, la tercera zona se abre al denominado Anfiteatro, en cuya parte más baja se ha realizado la construcción de un estanque de 60×12 metros sobre el que emerge un pequeño escenario.
Dentro de los obras de ampliación también se construyeron unas escaleras de acceso a la Casa del Guarda, edificio diseñado por Ricardo Magdalena en 1878.
Cerca de aquí se halla otro destino peculiar de Zaragoza, el Canal Imperial de Aragón, un canal de riego y de navegación que se extiende entre Fontellas (Navarra) y Fuentes de Ebro (Zaragoza) y cuya construcción tenía por objeto llevar el agua del río Ebro hasta Zaragoza y extender el regadío en la ciudad.
El Canal Imperial de Aragón fue una de las obras de ingeniería más importantes realizadas en Europa en el siglo XVIII. El plan fue diseñado durante la Ilustración para construir canales en España a semejanza de Inglaterra y Francia. En 1771 el Consejo del Reino, presidido por el Conde de Aranda, creaba el cargo de protector con poderes para hacer toda clase de reformas necesarias para la consecución de la empresa, designando para ocuparlo a su cuñado Ramón Pignatelli.
Actualmente se planea una ampliación del Parque Pignatelli por la zona de los antiguos depósitos, además de urbanizar la zona (77 viviendas libres y 30 públicas de alquiler) y hacer un anfiteatro para eventos culturales, además de nuevo espacio de jardines y un estanque con embarcaciones.
Dirección: A lo largo del Paseo de Cuéllar