La Calle Estébanes es una de las vías más emblemáticas y vibrantes del Tubo zaragozano, extendiéndose casi 500 metros desde la Plaza Sas hasta la Calle Don Jaime. Esta calle combina historia, arquitectura diversa y una oferta gastronómica única que la convierten en un punto de referencia imprescindible para quienes visitan Zaragoza.

Con edificios que reflejan estilos arquitectónicos desde el Eclecticismo predominante hasta el Art Decó y el Racionalismo, Estébanes es un verdadero paseo por la historia urbana de la ciudad.

Además, su trama urbana guarda secretos como el Pasaje de los Giles, que alberga el patio renacentista del antiguo palacio de los Estébanes.

En gastronomía, Estébanes destaca por una amplia variedad de locales tradicionales y modernos. En el número 2 está El Truco, un bar mágico y sin gluten regentado por el ilusionista Mario Cobretti, ideal para celíacos.

Más adelante, en el número 4, encontramos Vinos Nicolás. Desde el plato de jamón, uno de los más apreciados de Zaragoza, hasta las raciones que no fallan nunca en un lugar así: bombas, bravas, croquetas (una de las tapas más recomendadas)… y tantas y tantas otras tapas que hacen de este bar un templo de la tapa popular tanto para vecinos del barrio como para turistas que quedan maravillados en cuanto ponen un pie en el local.

En la esquina derecha con la calle Libertad se encuentra la taberna Doña Casta, famosa por sus croquetas caseras y huevos rotos.

En la esquina izquierda está El Champi. Pequeño pero siempre abarrotado, solo sirve una tapa, sencilla y deliciosa: champiñones al ajo y perejil sobre pan, con un par de gambas.

También es destacable el bar Hormiguero Azul, famoso por sus tapas y la decoración artística de sus muros, obra del artista José Azul, así como La Ternasca, especializado en el Ternasco de Aragón servido de múltiples maneras innovadoras.


Unos pasos más allá, en el número 10, está Bodegas Almau, con más de 150 años de historia, es otro de los rincones imprescindibles para disfrutar de vino y tapas en un ambiente acogedor.

Siguiendo hacia la iglesia de San Gil, encontramos algunos edificios que esperan una futura restauración para devolverles el esplendor que lucieron en el pasado.
En el número 14 se encuentra una vieja casona del siglo XIX con ventanas y puertas tapiadas. En sus bajos se ubicaba la guarnicería de Luis Berdún, comercio de referencia de la época.

En el siguiente tramo tan solo quedan las tapias que se colocaron cuando se derribaron los edificios.
Uno de estos solares deshabitados ha sido devuelto a la vida por la terraza del restaurante Casa Buisán (Calle Ossau 1).

Unos metros más arriba, en la confluencia de las calles Estébanes y Cinegio, se encuentra el emblemático Patio del Plata, una terraza ajardinada tranquila y muy verde, donde se sirven cócteles y tapas.

En el número 27 está el antiguo cine Latino, hoy bingo, en cuyo techo se encuentra la pintura ‘Apolo y las musas del Parnaso’, obra de Luis Berdejo.
El recorrido por Estébanes finaliza cerca de la iglesia mudéjar de San Gil, con su icónica torre-campanario, que permitía controlar dos poblaciones muy cercanas a este lugar, la Judería y la Morería, y la antigua farmacia Rived, hoy farmacia Félix Gaspar, un ejemplo de la cerámica policromada aragonesa.

Recorrer Estébanes es viajar por la historia de Zaragoza mientras se saborea su presente en cada tapa. Un paseo imprescindible para sentir el alma del Tubo.