La Calle Isaac Peral está considerada la ‘Milla de Oro’ de Zaragoza. Las firmas de moda y alta costura se rifan sus locales a pie de calle.
Situada entre Calle San Miguel y Paseo de la Constitución, transcurre paralela a Paseo de la Independencia. Esta situación privilegiada la convierte en una de las calles más caras de la ciudad tanto para vivir como para comprar.
Cronistas nacionales y extranjeros de todas las épocas han descrito a la calle Isaac Peral desde su surgimiento como «una de las calles más animadas de Zaragoza». En la calle Isaac Peral aún hoy se mantiene esa tradición y funciona atestada de establecimientos minoristas que se recorren con la tranquilidad y naturalidad de un paseo.
El origen de la calle hay que buscarlo a principios del siglo XX. La clausura de la Exposición Hispano-Francesa de 1908 llevó aparejada la puesta en marcha de la urbanización de la zona conocida como Huerta de Santa Engracia, que daría lugar al gran ensanche burgués en torno a la plaza de los Sitios.
También trajo consigo el derribo del Cuartel de Santa Engracia, adosado a la basílica con la misma advocación, y la apertura de la Calle Joaquín Costa y adyacentes, entre ellas la actual Calle Isaac Peral.

Aunque la urbanización de la antigua Huerta de Santa Engracia fue más lenta y complicada de lo previsto, el arranque de las obras de las calles Joaquín Costa e Isaac Peral comenzó ya a comienzos de la segunda década del siglo XX.
El lugar, ahora de centralidad absoluta y muy próximo al Paseo de la Independencia, era visto aún por muchos zaragozanos como relativamente alejado del centro urbano.
Restaurantes, hostales, parques, galerías de arte, proyectos culturales, tiendas, bancos y farmacias se suceden y forman parte de la vida habitual de la calle.
Instalaciones recientemente restauradas y modernas se dan la mano con el pasado. Las viviendas modernistas nos salen al paso, con sus balcones de forja que sobresalen de la construcción misma, los techos de tejas o los bellos vitrales, típicos del decorado de las viviendas burguesas de principios del siglo XX.

Aparte de las tiendas de moda y complementos, destacan grandes y elegantes edificios en sus aceras como el Gran Hotel, el ‘Palacio de la Luz’ de la antigua sede de ‘Eléctricas Reunidas de Zaragoza’, la Casa Moneva y el convento de las damas catequistas.
En la intersección con la Calle Zurita se encuentra la firma Casilda Finat MC, dedicada a joyas para la mujer en todas sus categorías: pendientes, anillos, pulseras y colgantes para el día a día y para completar looks de invitada. También ofrece accesorios como cinturones, gorras y, en tiempos de pandemia, mascarillas.

Finat es un referente de las joyas minimalistas a precios low cost, con clientas famosas como la infanta Elena, su hija Victoria Marichalar o Tamara Falcó, entre otras.
En el cruce de las calles Isaac Peral y Sanclemente está el Gran Hotel, máximo referente del turismo exclusivo en Zaragoza.

Las personas más famosas del mundo han habitado este hotel, desde actores de Hollywood a familias reales: Ava Gardner, Tyrone Power, Yul Brynner, Gina Lollobrigida, Ernest Hemingway, Carmen Sevilla, Augusto Algueró, Walt Disney, Luis Buñuel, Salvador Dalí, Pablo Picasso, Yoko Ono, David Copperfield…
El rey Juan Carlos I, entonces príncipe, se hospedó en el Gran Hotel durante su formación en la Academia General Militar.
En la esquina con Sanclemente encontramos un edificio que desentona con el entorno: la Casa de Juan Moneva y Puyol. Construida a finales del siglo XIX, su fachada refleja la pasión de Moneva por la arquitectura palaciega aragonesa de los siglos XVI y XVII.
En la esquina con Calle San Miguel se encontraba el Teatro Circo, donde pasaron grandes personalidades como Fleta, Raquel Meller, Imperio Argentina o Concha Piquer. Proyectado en 1887 por Ricardo Magdalena, seguía una estructura similar al Circo Price de Madrid. Cerró en 1961 y fue demolido seis meses después.
Siguiendo el trazado, nos topamos con el antiguo edificio de Eléctricas Reunidas de Zaragoza.

Este colosal mausoleo de hormigón armado fue construido en tiempo récord, aplicando la tecnología más avanzada de la época. Para la decoración se usaron ricos materiales como mármol, granito, aluminio y vidrio.
En la zona de Isaac Peral encontrarás una variada oferta gastronómica: italianos, japoneses y especialidades propias como pescado, pinchos o cocina aragonesa.
En los bajos del Gran Hotel está La Ontina, un restaurante que apuesta por una cocina aragonesa, navarra y vasca de autor, elaborada con productos de temporada, próximos y de calidad.
Entre sus especialidades destacan las pochas párrocas (papada de cerdo ibérico y piparras), la longaniza a la brasa con romero silvestre, lomos de lubina con vinagreta templada y paletilla de cordero lechal rellena de lechezuelas y hortalizas.

Muy cerca, en la Calle Joaquín Costa, está Costa 8, un local de tapas creativo y joven, con buen producto y recetas imaginativas a precio razonable.

Casi al final de la calle está Kamado Asian Food, restaurante especializado en comida asiática innovadora, con sabores exóticos y spicy de seis países asiáticos, en un entorno que recrea calles de Bangkok, Seúl o Shanghái con luces de neón, olores a especias e imágenes de Buda.

Eso (y muchísimo más) es Isaac Peral: un lugar donde es fácil perderse y sentirse dentro de una aventura, una locura y un remanso de paz, según el momento y lugar.
Siempre está llena de gente de todas las edades, por lo que es un lugar ideal para experimentar la atmósfera incomparable del centro de Zaragoza.
El conjunto arquitectónico y humano es impresionante, y el paseo por una de las principales arterias comerciales y turísticas de Zaragoza es ineludible, tanto para viajeros primerizos como para quienes conocen la ciudad al detalle.