Por suerte, podemos decir que Zaragoza está llena de plazas bonitas, pero nos quedamos con estas por su historia, su ubicación y por los establecimientos que crecen en su interior.
Plaza de San Miguel
La Plaza de San Miguel está situada en la intersección de las calles Espartero, Reconquista, Asalto, San Miguel, y Miguel Servet en el Casco Histórico de Zaragoza. Está rodeada de edificaciones importantes donde se unen, en un excelente contraste, el arte y la historia.
Tres de estas construcciones impresionan particularmente por su belleza arquitectónica y son patrimonio de la ciudad. La primera es la majestuosa Iglesia de San Miguel de los Navarros. El nombre de la iglesia, según la tradición, se debe a que San Miguel se apareció a las tropas navarras que ayudaban a Alfonso I El Batallador en el asedio a Zaragoza.
La segunda, la única casa que se ha conservado de las muchas que habitó la familia de Francisco de Goya en Zaragoza entre los años 1747 y 1783, tal y como ha documentado el investigador José Luis Ona González, entre otros. La tercera, el mural en recuerdo de la Puerta del Duque de la Victoria, la más moderna (1856) y la de más corta existencia de las que ha tenido Zaragoza.
Plaza de Santa Engracia
A la Plaza de Santa Engracia se puede llegar paseando por el Paseo de la Independencia.
Situada en el corazón de la ciudad, esta plaza sorprende por su forma irregular, muy diferente de la delimitación, generalmente cuadrada o rectangular, de las plazas tradicionales. Tampoco es habitual encontrar en Zaragoza la esencia de su ambiente popular, su resistencia de barrio sin imposturas.
Se trata de una pequeña plaza con jardín, cuyos principales atractivos son la Iglesia de Santa Engracia, el Busto a Joaquín Costa y el Monumento en recuerdo a las víctimas de la Covid-19.
Plaza de Santo Domingo
La Plaza de Santo Domingo está situada en la intersección de las calles Predicadores, Las Armas y Santa Lucía en el Casco Histórico de Zaragoza.
Está rodeada de edificaciones importantes donde se unen, en un excelente contraste, el arte y la historia. Tres de estas construcciones impresionan particularmente por su belleza arquitectónica y son patrimonio de la ciudad.
La primera es el Centro Social Comunitario Luis Buñuel, situado en el mismo solar que ocupó durante siglos un convento de frailes dominicos. La segunda, el centro cultural que hoy conocemos como Teatro del Mercado y que antiguamente estaba dedicado a la venta mayorista de pescado. La tercera, la Casa de Amparo, un majestuoso edificio construido por Ricardo Magdalena.
Un lugar simbólico de la Plaza Santo Domingo es la Fuente de las Musas (término incorrecto, ya que son dos esculturas femeninas y dos masculinas).
Plaza San Pedro Nolasco
La Plaza San Pedro Nolasco está repleta de casas que en su momento sirvieron como residencia a las principales familias de la burguesía zaragozana. Las fachadas y soportales arcados que la circundan son, gracias al poderío de estas familias, un gran muestrario de los estilos constructivos de cada época.
Es uno de los sitios arquitectónicamente más eclécticos de Zaragoza, donde el Barroco convive en armonía y complementariedad al lado del Modernismo inspirado en Antoni Gaudí.
A finales del siglo XIX y principios del XX la plaza vio la adición de edificios de viviendas y comerciales más altos, que desafortunadamente no mantuvieron la coherencia arquitectónica original.
Esta plaza fue remodelada en abril de 1990 por un equipo dirigido por Ricardo Usón García, recuperando para el peatón la mayor parte del espacio, al mantener únicamente para el tráfico rodado la mencionada calle de San Jorge y la conexión angular entre ésta y la de San Lorenzo.
Plaza San Felipe
A la Plaza San Felipe se accede principalmente desde la Calle Alfonso a través de la Calle Torrenueva o por la peatonal Calle Antonio Candalija. También se puede acceder por la Calle del Temple.
La plaza destaca por la gran belleza de sus edificios y por ser un lugar tranquilo y apacible en el que relajarse paseando. Está repleta de casas que en su momento sirvieron como residencia a las principales familias de la burguesía zaragozana.
En su interior se construyó a comienzos del siglo XVI la llamada Torre Nueva -destruida en 1892- y está rodeada por edificios tan representativos como la Iglesia de San Felipe con su fachada barroca, el Museo de Pablo Gargallo, con las esculturas ecuestres del Atleta clásico y moderno y el Palacio de Fuenclara.
También está el Torreón Fortea, de factura mudéjar y que acoge las dependencias municipales de Cultura. Justo al frente está situada la Iglesia de San Felipe.
Plaza San Bruno
Si bordeas la Catedral de La Seo mientras te maravillas por la mezcla de estilos en los ábsides y el muro de la Parroquieta, llegarás a la pequeña Plaza de San Bruno, remodelada en 1990 por los arquitectos Heliodoro Dols Morell y Fernando Torra Puigdellivol.
Esta remodelación pasaba por la peatonalización de la misma en su totalidad, abriendo una calle nueva que enlazara las calles Arcedianos, Sepulcro y Echegaray y Caballero, y desviando así el tráfico rodado.
La calle del Sepulcro se tuerce para dirigir su embocadura hacia el muro mudéjar de La Seo y perpendicular a ella se abre un paso peatonal que comunica Echegaray y Caballero con el Arco del Deán. Dos grupos de árboles -palmeras- y bancos -en piedra de Calatorao- situados junto al Palacio Arzobispal y también junto a la escultura Torso Vectra, de Miguel Ortíz Berrocal, ayudan también a enmarcar la plaza.
Plaza de San Francisco
La plaza de San Francisco es una gran plaza de forma rectangular situada en el paseo Fernando El Católico, muy cerca de la puerta principal de la Ciudad Universitaria de Zaragoza.
En el centro de esta plaza, a la sombra de álamos y ceibas, se sitúa la elegante estatua de bronce del rey Fernando el Católico, fundida en 1969 por el artista Juan de Ávalos García-Taborda.
Esta histórica plaza de ambiente universitario es uno de los lugares más emblemáticos y animados de Zaragoza y cuenta con numerosos bares y restaurantes.
Plaza de Aragón
La plaza de Aragón se sitúa en uno de los extremos del paseo de la Independencia (que la separa de la plaza de España). Se trata de una plaza con forma elíptica, en cuyo centro se puede ver el Monumento al Justicia de Aragón, flanqueado por banderas representando a Zaragoza y a Aragón.
La plaza está rodeada de edificios grises y funcionales, levantados a finales de los años 70.
En ella también se encuentra el edificio de la Antigua Capitanía General. Las joyas del inmueble son, indudablemente, el espléndido patio central que rodea el palacio y la escalera monumental, que está presidida por la estatua en bronce del general Palafox de Dionisio Lasuén.
Plaza del Justicia
Escenario de todo tipo de celebraciones (batallas, autos de fe, ejecuciones, representaciones teatrales, fiestas, torneos, canonizaciones y proclamaciones, etc.), ha cambiado de nombre hasta en diez ocasiones, dependiendo de las diferentes etapas de la historia de la ciudad.
Si recorremos la calle del Temple desde la plaza San Felipe concluiremos en la plaza del Justicia, la cual fue ampliada en los últimos años del siglo XIX al derribarse los edificios de la calle Manifestación núms. 28 a 36. Manteniendo esta calle libre, se creó una pequeña isleta ajardinada.
Esta plaza dedicada al Justicia de Aragón tiene una de las iglesias más bonitas del casco histórico. Siéntate en un banco y disfruta de la vista de Santa Isabel de Portugal o San Cayetano mientras escuchas el rumor del agua de la Fuente de la Samaritana.
Plaza Santa Marta
Escenario de todo tipo de celebraciones (combates, autos de fe, ejecuciones, representaciones teatrales, fiestas, torneos, canonizaciones y proclamaciones, etc.), la Plaza Santa Marta ha cambiado de nombre hasta en diez ocasiones, dependiendo de las diferentes etapas de la historia de la ciudad.
Si eres un amante de las tapas y raciones, la Plaza Santa Marta es visita obligada: está rodeada de locales genuinos del tapeo en Zaragoza.
Así encontramos espacios tan diversos, atractivos o demandados actualmente como el Palacio Armijo y Casas de Juan de Aragón, la Real Maestranza de Caballería, el Palacio de Huarte, la Sala de Exposiciones Juana Francés en la Casa de la Mujer, los restaurantes Tragantúa, Marpy, Casa Dominó, El Lince, La Viña y Los Victorinos, entre otros, y casas particulares que rentan habitaciones.
Plaza de los Sitios
Situada en el centro de Zaragoza, muy cerca del Paseo de la Independencia, la Plaza de los Sitios es uno de los entornos más bellos de la ciudad.
Se entrelazan las construcciones de piedra, los balcones volados, techos de alfarje, ventanas de madera torneada, pinturas murales, vitrales, fachadas y amplios portales arcados, que en buena lid serían el pretexto ideal para estudiar desde allí la historia de la arquitectura en Zaragoza.
El entorno de la zona de la Plaza de los Sitios es uno de los barrios de Zaragoza que más contrasta con el resto de los espacios de la ciudad. La modernidad de su concepción, desde los urbanístico y arquitectónico, aumentó su valor en los primeros años del siglo XX. El trazado de calles y avenidas permitió que la ciudad ganara en organización.
Plaza de las Canteras
La plaza de las Canteras está situada en la confluencia de la Avenida de América y la Calle Fray Julián Garcés, en el barrio de Torrero. El nombre de la plaza tiene su origen en que era aquí donde se almacenaba el yeso procedente de las canteras cercanas, principal actividad económica de Torrero durante los siglos XIX y XX.
Casi todas las edificaciones poseen más de dos plantas y predominan las viviendas. Por lo general, carecen de portales y llenan casi todo el espacio alrededor de la vía, en marcado reflejo de la arquitectura popular aragonesa, la ecléctica y la gran densidad poblacional de la zona.
Los primeros vecinos de la Plaza de las Canteras fueron los trabajadores de las canteras de yeso. Además, entre canteras y fábricas de yeso, discurría un pequeño ferrocarril de vía estrecha.
Alrededor de la Plaza de las Canteras comenzaron a surgir almacenes y distintos servicios para atender las mercancías: agencias de transportes, traperías, talleres, cantinas, posadas …
Plaza de la Seo
La plaza de la Seo ha sido el centro religioso, político, económico y social de Zaragoza durante 2.000 años, desde época romana hasta comienzos del siglo XIX.
A pesar de formar parte de la zona más antigua de la ciudad, se configuró en su aspecto actual tras el proyecto de Regino Borobio de 1937.
Escenario de todo tipo de celebraciones (batallas, autos de fe, ejecuciones, representaciones teatrales, fiestas, torneos, canonizaciones y proclamaciones, etc.), ha cambiado de nombre hasta en diez ocasiones, dependiendo de las diferentes etapas de la historia de la ciudad.
La plaza de la Seo tuvo siempre un cierto carácter aislado del resto -quizá potenciado por la existencia de la calle Don Jaime-, es por esto acaso por lo que los últimos proyectos de remodelación de la misma, la han tratado de forma diferenciada.
Plaza de la Magdalena
De unos años a esta parte, sólo se habla del profundo proyecto de rehabilitación de la Plaza de la Magdalena, de lo nuevo que luce el empedrado, de lo bella que es la pintura cuando no está desconchada, del olor a cemento fresco que, como el pan recién hecho, huele delicioso. Casi completamente restaurada, rezuma arte por los cuatro costados.
No puedes perderte una de las torres más hermosas de Zaragoza: la de la iglesia de la Magdalena.
Plaza de Sas
Si paseas a lo largo de la Calle Alfonso encontrarás una pequeña plaza llena de terrazas. Siempre hay ambiente en la Plaza Sas ya que conecta este importante eje del Casco Viejo con el Tubo, la conocidísima zona de tapas. Es una placita perfecta para descansar después de una intensa jornada de turismo.
En la actualidad, la Plaza Sas es uno de los lugares más emblemáticos y animados de Zaragoza y cuenta con numerosos bares, restaurantes y cafeterías.
Plaza Santa Cruz
Casi completamente restaurada durante la última década, la Plaza de Santa Cruz rezuma arte por los cuatro costados. Es uno de los sitios arquitectónicamente más eclécticos de Zaragoza, donde el Renacimiento y el Barroco convive en armonía y complementariedad con el Modernismo y el Art Decó.
A finales del siglo XIX y principios del XX la plaza vio la adición de edificios de viviendas y comerciales más altos, que desafortunadamente no mantuvieron la coherencia arquitectónica original. En los años 30 estuvo a punto de ser demolida para construir un monstruoso aparcamiento.
En la Plaza de Santa Cruz se entrelazan las construcciones de piedra, los balcones volados, techos de alfarje, ventanas de madera torneada, pinturas murales, vitrales, fachadas y amplios portales arcados, que en buena lid serían el pretexto ideal para estudiar desde allí la historia de la arquitectura en Zaragoza.
La plaza Santa Cruz, alejada del mundanal ruido y rodeada de numerosos árboles, se presenta como un lugar idílico para sentarse a disfrutar de las vistas que la rodean. Un sitio con historia y cientos de sucesos vividos.
Plaza de España
La plaza de España es el centro neurálgico de Zaragoza, la puerta de entrada al centro histórico de la ciudad y a la emblemática zona del Tubo. En el límite entre la plaza y la calle Cinegio se encontraba la Puerta Cinegia, la puerta sur de la Caesaraugusta romana.
Justo enfrente se encontraba la Cruz del Coso, un templete edificado en el siglo XIV en recuerdo de los “innumerables mártires cristianos” que, según la tradición, fueron sacrificados por su fe en tiempos del emperador romano Diocleciano (siglo III) y cuyas cenizas se conservan en la iglesia de Santa Engracia. Durante los sitios de Zaragoza se destruyó y por eso la estatua central de la plaza hace un guiño a esa cruz.
Plaza Paraíso
La céntrica plaza Paraíso no evoca el Edén, sino al empresario, político y escritor Basilio Paraíso, que a inicios del pasado siglo tanto influyó en el desarrollo de la ciudad.
Aquí confluyen el paseo de las Damas, con su bullicio comercial; el de Sagasta, con algunas de las mejores casas art-decó; el paseo Independencia, que nos devuelve al centro histórico.
La plaza se abrió en 1908 con motivo de la Exposición Hispano-Francesa de 1908.
La plaza Paraiso no podría tener mejores escuderos. A un lado, el Paraninfo de la Universidad, obra de Ricardo Magdalena y un hito para la institución académica.
Plaza Sinués
Esta preciosa plaza tiene como telón de fondo la elegante fachada trasera del Teatro Principal. Situada en el corazón de la parte antigua de la ciudad, esta plaza sorprende por su forma irregular, muy diferente de la delimitación, generalmente cuadrada o rectangular, de las plazas tradicionales. Tampoco es habitual encontrar en Zaragoza la esencia de su ambiente popular, su resistencia de barrio sin imposturas.
La remodelación de esta plaza se planteó en 1984 conjuntamente a la restauración del Teatro Principal. En el centro, a la sombra de álamos y ceibas, se sitúa la elegante estatua de chapa de acero inoxidable de José Sinués, creada en 1978 por el artista Pablo Serrano.
Suele estar muy concurrida ya que se abre junto a la Calle Don Jaime muy próxima al centro de la ciudad, donde encontrarás la segunda plaza más emblemática de Zaragoza: la Plaza de España.
Plaza del Portillo
Lo mejor de recorrer Zaragoza es organizarnos un itinerario a placer, caprichoso, mover como un rompecabezas los lugares que nos recomendaron o ya conocemos.
Sería muy raro y quizás torpe que hiciéramos un recorrido por la parte antigua de Zaragoza y excluyéramos a la Plaza del Portillo, destino obligado y conveniente para el visitante que busca experimentar el ambiente humano y visual y extasiarse en el entorno del Casco Histórico.
Esta plaza sorprende por su forma irregular, muy diferente de la delimitación, generalmente cuadrada o rectangular, de las plazas tradicionales. Tampoco es habitual encontrar en Zaragoza la esencia de su ambiente popular, su resistencia de barrio sin imposturas.
Plaza de Ariño
No debería ser ningún secreto que el casco viejo de Zaragoza se estructura en torno a sus plazas, cada una con su abanico de atractivos.
En un paseo por el centro histórico de la ciudad surgen a cada esquina palacetes cargados de enjundia. Aunque nada comparable a lo que hubo en los siglos XVI y XVII. Entonces era la Florencia española, por los muchos inmuebles aristocráticos que plasmaban la riqueza de los más pudientes, tanto que en la literatura viajera se le llamaba Zaragoza La Harta.
Hoy se intuye lo que fue. Cosas de la historia. Guerras, revueltas, especulación, modernización. La plaza Ariño es buen lugar para reflexionar sobre ello, al fusionarse la arquitectura de varias épocas y gustos.
Esta plaza surge a principios del siglo XVI, al amparo del Palacio de los Condes de Ariño y se asienta sobre un terreno formado por materiales de relleno. Es por esto por lo que aparecieron grietas en el pavimento y en los escalones que, desde la calle Don Jaime, conducían a la misma.
Plaza Salamero
La Plaza Salamero es un cuadrante irregular que conforman las calles Morería, Teniente Coronel Valenzuela y Cinco de Marzo.
Una plaza que se encontraba en medio de la Morería, la plaza la Alhóndiga, junto a la calle Azoque (del Zoco) y rodeada por un entramado de callejuelas.
Recibe su nombre oficial en honor a Miguel Salamero, defensor de la ciudad en los Sitios de Zaragoza y vecino del barrio de San Pablo.
Aún cuando el nombre actual y oficial es Salamero, todos siguen conociéndola como Plaza del Carbón, el apelativo que la identificó por casi un siglo. Este es otro ejemplo de cómo la tradición se arraiga en los pueblos y se resiste a algunos cambios.
Plaza del Pilar
Visitar Zaragoza y no pasear por la Plaza del Pilar, sería como visitar París y no ver la Torre Eiffel.
Recorrer esta mítica plaza es actividad obligada en Zaragoza y una experiencia que no te puedes perder. Ningún viaje a Zaragoza está completo sin un paseo por la Plaza del Pilar.
Es el símbolo más universal de una ciudad con veinte siglos de historia. Es uno de esos sitios donde parece que el tiempo se haya detenido años atrás, cuando todo era más sencillo y la gente no tenía tanta prisa.
La gigantesca Plaza de Nuestra Señora del Pilar o simplemente Plaza del Pilar fue concebida en los años 30, cuando el arquitecto municipal Regino Borobio, amplió la superficie del viejo fosal de Santa María -la antigua plaza que comprendía únicamente el espacio situado delante del templo del Pilar- al unir las plazas de Huesca, del Pilar y de la Seo, derribando las edificaciones que existían entre ellas.