La animada Calle Estébanes se extiende por casi 500 metros, desde la Plaza Sas, esquina con la Calle Blasón Aragonés, hasta la Calle Don Jaime. Fue y es una de las calles más importantes del Tubo, la zona de tapeo más popular de Zaragoza.
Durante tres manzanas esta vía se zambulle en la Zaragoza de siempre, y atraviesa perpendicularmente las calles Blasón Aragonés, Libertad, Cinegio y Ossau.
Es una de esas calles que ha sobrevivido al tiempo y que se creó casi con Zaragoza misma, con su desarrollo y expansión.
Estébanes resulta ser una verdadera galería al aire libre donde se contemplan los estilos más diversos, la mayor parte de ellos concebidos en la primera mitad del siglo XX. En menor cuantía descubrirás el Art Decó y el Racionalismo, momentos que no alcanzaron su mayor esplendor en el Casco Histórico, sin embargo son muy identificables entre tanta añeja arquitectura.
Sin lugar a dudas, el Ecléctico es el predominante. Te será muy fácil reconocerlo porque en una misma edificación todos los niveles, son diferentes. En Estébanes, estos inmuebles resaltan, no solo por su estado de conservación, sino también por su colorido y proliferación.
Se denomina así porque en el entorno de la Plaza de Sas se ubicaba el palacio de los Estébanes, un edificio del siglo XVI perteneciente a una familia de gran posición en aquella época y que se quemó en 1558.
Del antiguo palacio actualmente sólo se conserva el patio, al cual se accede a través del Pasaje de los Giles, situado en el primer tramo de la calle.
En el número 2 se encuentra El Truco, el bar con más magia de Zaragoza, y es que está regentado por Mario Cobretti, un ilusionista aragonés muy conocido. Definitivamente, es el paraíso para los celíacos, ya que todo lo que preparan es libre de gluten.
En el 4 está el restaurante SyMental. Carne roja bien madurada y las brasas en plena combustión… A los más carnívoros solo pensarlo se les hace la boca agua. La calidad de la materia prima, el conocimiento de cada pieza y la experiencia del parrillero son los pilares sobre los que se sustentan este restaurante.
¿Te gustaría vivir la experiencia gastronómica de cocinar la mejor chuleta de vaca a tu gusto? SyMental es un establecimiento que te brinda precisamente esa oportunidad. Sus innovadoras mesas de inducción de TPBtech te permiten preparar cada corte de carne al punto que más te guste, acompañándola con una selección de platos de producto de temporada y diferentes especialidades.
Huevos rotos con carrilleras y reducción al Pedro Ximénez, una gran variedad de croquetas, caracoles a la llauna o su famosa brocheta de rape con langostinos y salsa tártara son solo algunas de las deliciosas propuestas que encontrarás en este establecimiento.
El local no es muy amplio, con solo una media docena de mesas altas, ideal para estancias breves. El ambiente es informal y animado, y el servicio es rápido y eficiente.
Más adelante, en el número 4, encontramos Vinos Nicolás. ¡Tapas, tapas y más tapas! La lista de clásicos aquí es interminable.
Desde el plato de jamón, uno de los más top de Zaragoza, hasta las raciones que no fallan nunca en un lugar así: bombas, bravas, croquetas (uno de los recomendados!)… y tantas y tantas otras tapas que hacen de este bar un templo de la tapa popular tanto para vecinos del barrio como para turistas que quedan maravillados en cuanto ponen un pie en el local.
En la esquina derecha con la calle Libertad se encuentra la taberna Doña Casta, famosa por sus croquetas caseras y huevos rotos.
En la esquina izquierda está El Champi. Más que un local, este establecimiento es un pasillo con una barra a la izquierda y con mesas altas y taburetes a la derecha donde no cabe ni un alfiler. Solo sirven una única tapa, pero bien hecha: champiñones con aceite, ajo y perejil, y un par de gambitas, sobre un trozo de pan.
En el número 8 se encuentra el Hormiguero Azul, un bar especializado en productos del mar, famoso por sus tapas, pero también por las hormigas que cubren sus muros (creación del artista José Azul).
Más adelante, en el número 9, encontramos La Ternasca. Su especialidad es el Ternasco de Aragón, eso sí, servido de mil formas diferentes. Se pueden encontrar desde elaboraciones clásicas como costillas a la brasa, croquetas o canelones, hasta propuestas más innovadoras elaboradas con nitrógeno líquido u otras técnicas vanguardistas.
Unos pasos más allá, en el número 10, está Bodegas Almau, un lugar lleno de encanto regentado ya por la cuarta generación desde que fuese fundado en 1870. Bodegas Almau es un lugar ideal para refrescarse con una copa de vino y una de sus sugerentes tapas. El local es pequeño y dispone de una barra larga y unas pocas mesas.
Siguiendo hacia la iglesia de San Gil, encontramos edificios aún abandonados y necesitados de una buena mano que les devuelve el esplendor que tenían hace años.
En el número 14 se encuentra una vieja casona del siglo XIX con las ventanas y puertas tapiadas. En sus bajos se ubicaba la guarnicería de Luis Berdún, comercio de referencia de la época.
En el siguiente tramo tan solo quedan las tapias que se colocaron cuando se derribaron los edificios.
Uno de estos solares deshabitados ha sido devuelto a la vida por la terraza del restaurante Casa Buisán (Calle Ossau 1).
Unos metros más arriba, en la confluencia de las calles Estébanes y Cinegio, se encuentra el emblemático Patio del Plata, una terraza ajardinada tranquila y muy verde, donde se sirven cócteles y tapas.
En el número 27 está el antiguo cine Latino, hoy bingo, en cuyo techo se encuentra la pintura ‘Apolo y las musas del Parnaso’, obra de Luis Berdejo.
En su tramo final nos topamos con la iglesia de San Gil, una de las primeras fundadas tras la reconquista de Zaragoza en 1118. Su elemento más destacable es la torre-campanario, documentada ya en 1356, una de las mejores del mudéjar zaragozano, con decoración de rombos y arcos entrecruzados, típica de este estilo.
Siguiendo la tipología de iglesia-fortaleza mudéjar, su torre contaba con una tribuna que permitía controlar dos poblaciones muy cercanas a este lugar, la Judería y la Morería.
A continuación, en la intersección con la calle Don Jaime, se ubica la antigua farmacia Rived, hoy farmacia Félix Gaspar. Su decoración es espectacular, con cerámicas de rica policromía y un espléndido escudo heráldico de la familia flanqueado por dos leones rampantes.
De unos años a esta parte, ha pasado de ser la eterna olvidada a convertirse en uno de los lugares más cool y creativos de la capital, gracias a su variedad de bares y tiendas y a los ocasionales eventos.
Eso (y muchísimo más) es la Calle Estébanes: un lugar donde es fácil perderse y sentirte dentro de una aventura, una locura y un remanso de paz, todo depende de donde estés y del momento del día.