El azote de la crisis económica hizo que numerosos locales bajaran la persiana en esta vía comercial. San José ostenta el desafortunado título de ser una de las avenidas con más establecimientos cerrados, galardón que comparte con la calle Miguel Servet y la avenida de Cataluña, según el último censo de ECOS. En concreto, más de 50 locales permanecen desocupados.
A pesar de ello, en San José se puede resolver cualquier cosa: comprar en alguna tienda o librería —de nuevo o de viejo—, tomar un café, recargar el teléfono, sacar dinero o incluso hacer un corte de cabello a la mascota. Esta calle reúne todos los usos en sí misma y se convierte en un mar de gente durante el día.

A veces no se va a San José como destino principal, sino que uno pasa por allí para llegar a otro sitio. Pero, casi sin querer, acaba recorriendo esta avenida, que parece un recorrido obligado y una invitación a sumergirse en la vida que fluye de un extremo a otro.
Aquí se pueden encontrar numerosas opciones de comida rápida en bares y cafeterías, así como pizzas baratas, con mucha harina y poco tomate.
San José es una de las principales avenidas de Zaragoza, extendiéndose a lo largo de más de 2 kilómetros y abarcando más de 200 números. Conecta la calle Miguel Servet con el Paseo del Canal.
Su nombre proviene del antiguo convento de San José de los Carmelitas Descalzos, fundado en 1594 junto al camino del Bajo Aragón, en la ribera derecha del río Huerva, extramuros de la ciudad.

Debido a su cercanía a la Puerta Quemada, formó parte del perímetro defensivo ideado por Sangenís durante los asedios franceses de 1808-1809. Fue escenario de combates y sufrió daños considerables.
Aunque fue reconstruido en 1814, la desamortización española de 1835 puso fin a su uso religioso y pasó a manos del Estado. Fue utilizado como prisión, formalmente conocido como «Penal de San José» desde 1900.

En 1908 la cárcel fue trasladada a la calle Predicadores y el antiguo convento se convirtió en cuartel de intendencia.
En 1971, incluido en la ‘Operación Cuarteles’, fue vendido al Ayuntamiento, que lo derribó para extender el camino de las Torres, conectándolo con la ribera del río Ebro y creando áreas verdes que forman parte del parque de las Glorietas de Goya, complemento del parque Bruil.
El origen de la Avenida San José está en el camino de Torrero, un trazado rectilíneo que unía el puente de San José sobre el río Huerva con el puerto de Torrero en el Canal Imperial.
Aunque hoy está adornada por altos edificios y grandes rotondas, San José comenzó como un camino polvoriento que conectaba fincas agrícolas y torres, evolucionando hasta convertirse en uno de los trazados más importantes de Zaragoza.

A finales del siglo XIX se excavó la zanja para el ferrocarril. Gracias al suministro de agua del Canal Imperial, comenzaron a establecerse en la parte alta de San José varias industrias, incluyendo harineras, fábricas de piensos, La Zaragozana, la fábrica textil de Pina y Marín, y la Industrial Licorera Española.
En los años 30, bajo el plan de ensanche del arquitecto Miguel Ángel Navarro, se pavimentó la avenida, se instaló alcantarillado, alumbrado y acometida de aguas en las parcelas existentes.
Durante los años 50 y 60, impulsada por las líneas 13 y 11 del tranvía, San José adquirió un fuerte carácter comercial, convirtiéndose en el escaparate principal con numerosos comercios.
No fue casual que sus dos cines de barrio, Rialto (1950) y Dux (1961), se instalaran en esta avenida. El Rialto, ubicado en San José 177, cerró definitivamente después de orientarse hacia películas «S» y «X». Hoy alberga un supermercado Eroski. El Dux cerró en 1977.

A principios de los 70, la urbanización transformó el carácter agrícola de la zona. El soterramiento del ferrocarril permitió la creación de la gran avenida flanqueada por bloques de modernas viviendas que hoy conocemos como San José. Sobre las vías se construyó también la avenida de Tenor Fleta.
A pocos pasos de la avenida, la fábrica de La Zaragozana, en activo desde 1900 y la más antigua de España, combina fábrica y museo. Es Patrimonio Industrial de Aragón y símbolo de la tradición cervecera local.

Muy cerca está el Obrador Nava, una pastelería con tradición y reputación, reconocida por su materia prima de primera calidad y su artesanía, que ofrece dulces que se deshacen en la boca, ideales para desayunos y meriendas.
En San José 7, la tienda de trofeos deportivos River’s recibe a los visitantes como un verdadero museo de trofeos, con reproducciones de los Discóbolo de Mirón y Fidias, evocando la antigua Grecia y sus atletas victoriosos.
En el número 14 se encuentra el Convento de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados, obra del arquitecto Ricardo Magdalena. Inaugurado en 1882, ha sufrido modificaciones que han desvirtuado parcialmente su aspecto original.

Una pérdida significativa fue el derribo del Pabellón-Sanatorio de las Hermanitas Enfermas, una joya modernista de inspiración neomedieval.

En el número 15, Mil Cómics es un paraíso para amantes del cómic, con tebeos en español, francés e inglés, figuras, merchandising y ejemplares únicos. Desde 2011 cuenta con tienda física en la avenida.
Parece mentira que esta plaza esté al lado de la bulliciosa avenida San José, tan silenciosa, tan perenne al paso del tiempo. Para quienes allí viven, la plaza Reina Sofía es el patio de su casa: tranquila, discreta, familiar y soleada, un sitio perfecto para pasear y disfrutar sin el ruido y el tráfico del barrio.

El Fujiyama (San José 137) fue un restaurante emblemático, escenario de bodas, bautizos y comuniones durante los años 60 y 70. En 2004, su edificio fue derribado y sus dueños se retiraron.
En el número 100, Dessin es una preciosa tienda de moda femenina dirigida por Conrado Moro y Mari Luz Icart. Más que una tienda, es un atelier que diseña y customiza colecciones exclusivas, con prendas limitadas, entre ellas sus famosos chubasqueros con el mapamundi.
En el 178 está Arte San José, un paraíso de madera y arte donde se restauran y enmarcan cuadros y muebles. Su propietario, Felipe Biezma, ofrece un asesoramiento personalizado que ha hecho de su taller un referente en la ciudad.
A pocos metros se encuentra el Jardín de la Memoria, uno de los parques más grandes y pulmón verde del barrio.
En 1985, la Asociación de Vecinos logró transformar los terrenos de la antigua fábrica de textiles Pina en esta zona verde, creada con participación vecinal.

En 2016, el Ayuntamiento recuperó la antigua Harinera de San José (San José 201-203), que se convirtió en un centro social y cultural llamado Harinera ZGZ. Este espacio interdisciplinar, abierto y creativo, se dedica a la participación, el empoderamiento y la transformación urbana a través de la creatividad, con proyectos relacionados con el movimiento “do it yourself” (hazlo tú mismo).

En el número 210 se encuentra desde 1945 el Colegio María Auxiliadora.
Galería Urbana es una iniciativa que convierte Zaragoza en un lienzo al aire libre, ofreciendo espacios públicos para el arte urbano de artistas emergentes y consolidados.
La prestigiosa revista Condé Nast Traveler ha destacado cómo esta iniciativa ha convertido a Zaragoza en un estandarte del arte urbano y la cultura contemporánea.
Un paseo por la Avenida San José y calles cercanas como Sancho Lezcano y Luis Royo Villanova permite disfrutar de estas obras que enriquecen el paisaje urbano.

Cerca del Paseo del Canal, en la zona conocida como la cuesta de Morón, había un gran lavadero público, recordado en la Glorieta de La Balsera.
En 1992, al renovar el tramo final de la avenida, el Ayuntamiento instaló una escultura de Manuel Arcón Pérez para conmemorar los lavaderos públicos de la Balseta, muy usados hasta la llegada del agua corriente y electrodomésticos en los hogares.

El paseo por la avenida puede durar un par de horas, pero para terminar, te recomendamos visitar el Satur (San José 124), una cafetería que desde 1977 sirve churros y porras artesanales.

Con más de 40 años de experiencia, esta churrería es un lugar habitual de encuentro para vecinos, ideal para desayunar o merendar. ¡Que aproveche!