En la actualidad lo adornan altos edificios, pero su origen se remonta a la época en quelas fincas agrícolas más destacadas de la ciudad (torres) comenzaron a dar paso a la incipiente industria.
En sus huertas crecía el maíz y proliferaban las fincas familiares, más conocidas como torres, pero hoy, en esta zona del centro de Zaragoza se ubica uno de los ejes residenciales más importantes de la ciudad. Es la Avenida Goya, construida sobre las vías del tren.
La Avenida Goya se extiende a lo largo de 2 kilómetros como un eje de alta capacidad de tráfico rodado que conecta el Paseo de Sagasta con la Avenida Valencia.
Entre las arterias de mayor importancia que la atraviesan perpendicularmente figuran el Paseo Fernándo El Católico y las calles Perpetuo Socorro, Félix Latassa, Baltasar Gracián, Cortes de Aragón, Fueros de Aragón, San Antonio María Claret, El Carmen y Cánovas.
Ya no queda rastro de aquellas torres pero sí, aunque oculto, del otro gran símbolo de la avenida: el ferrocarril.
No había viviendas desde la estación del Portillo, pasando por Goya hasta Tenor Fleta.
En su lugar se desplegaba la trinchera de las vías de la línea Madrid-Barcelona, que se fueron ocultando con el desarrollo urbanístico de la capital aragonesa en los años sesenta. La imagen del tren sin soterrar, con las máquinas de carbón, debía de ser un espectáculo.
Cuando la ciudad engulló los terrenos alrededor de la zanja ferroviaria, se planteó soterrarla, cosa que puso muy contentos a los propietarios de los terrenos, que vieron cómo se revalorizaban sus propiedades con el proceso de urbanización.
Poco a poco, la zona se fue urbanizando y motorizando, y en 1969 pasó a denominarse Avenida Goya.
La nueva arteria cumplió desde entonces la importantísima función de conectar céntricas zonas de la capital.
Sus puntos más fascinantes están al inicio y al final. La avenida nace en una amplia plazoleta donde confluyen Tenor Fleta el Paseo Sagasta (notable por su elegancia y la belleza de sus edificios patrimoniales).
A lo largo del trayecto, varias construcciones tienen particular significación histórica y arquitectónica, como la Iglesia parroquial del Perpetuo Socorro (Avenida Goya 7), proyectada en 1947 por Joaquín Maggioni Castellá.
La puerta principal, amplia y abierta bajo el arco abocinado, invita a la exploración. De inmediato una certeza: la fachada, hermosa pero demasiado sobria, contrasta fuertemente con el esplendor interior. Llaman poderosamente la atención los abundantes y hermosos decorados de tonos dorados y amarillo reluciente, que contrastan con el castaño de las bancas y los magníficos frescos de los techos.
En el número 12 se ubica la Pastelería Los Mallorquines. Hace honor a su nombre desde hace un siglo y medio: es perfecto, incluso, para los mallorquines exiliados. “Mucha gente dice: ‘No hemos comido nunca una ensaimada como la de aquí’”, nos explican en Los Mallorquines.
Aseguran que el secreto del éxito es “tratar las cosas a la antigua”, tenerlo “todo muy reciente” y usar productos extra. Tienen siempre bombones y una amplia oferta de pasteles y tartas absolutamente irresistibles.
Hace honor a su nombre desde hace un siglo y medio: es perfecto, incluso, para los mallorquines exiliados. “Mucha gente dice: ‘No hemos comido nunca una ensaimada como la de aquí’”.
En el número 16 se sitúa The Boss, un Gastrobar especializado en bocadillos originales y deliciosos preparados con toda clase de panes (chapata, sandwich…) e ingredientes (solomillo, bacon, vegetal…) así como raciones (huevos rotos con jamón, tostadas de foie…) y ensaladas.
El cocinero de referencia que perfila esta apuesta es el aragonés José Ignacio Acirón, responsable de cocina del grupo líder en restauración La Bastilla, al que pertenece The Boss.
Solamente tienes que cruzar al frente, en línea recta, para llegar al Bar La Farola. Aquí encontraremos un buen producto y algunas recetas imaginativas, pero sobre todo buen producto a precio asequible. Todo se hace al momento, y encontramos tanto platillos clásicos como tapas muy bien hechas.
Cuando se trata de llevar el bocata un paso más allá del pepito de lomo o la hamburguesa, el primero que se apunta es el La Farola, que prepara unas versiones tan sabrosas como generosas, esa clase de bocadillos que no sabes por dónde atacar para no pringarte la barba hipster, de los que necesitan unas cuantas servilletas porque la salsa está deliciosa pero se desborda.
Apenas hayas avanzado unas manzanas aparecerá el Instituto Goya. En 1933, los institutos Goya y Miguel Servet fueron los primeros centros de enseñanza Secundaria en aparecer en la ciudad de Zaragoza. Hoy en día, además de ser referentes en la enseñanza, concentran a unos 850 y 700 alumnos, respectivamente.
En 1933 con la Segunda República quedó suprimido el colegio del Salvador, de Jesuitas, y allí fue destinado el Instituto Nacional denominado ya como Goya que también contaba con internado.
Chicos y chicas compartieron hasta 1936 pupitres y profesores, pero con la llegada de la Guerra Civil y la posterior dictadura esta situación quedó truncada, por lo que ambos sexos fueron separados por una larga etapa.
Desde 1958 el instituto ocupa su actual ubicación en el número 45 de la avenida de la capital zaragozana.
Más adelante, entre la esquina de la Avenida Goya con Fernando el Católico, encontrarás el Espacio Joven Ibercaja – Biblioteca José Sinués.
El Espacio Joven Ibercaja es un punto de encuentro innovador y colaborativo para los jóvenes, donde se les ayuda a desarrollar las competencias profesionales necesarias para el empleo y mejorar su marca digital para hacerles más atractivos de cara al mercado laboral. La Biblioteca Ibercaja José Sinués es una sala de estudio y lectura por la que pasan anualmente más de 20.000 estudiantes.
Cruzando Fernando el Católico se halla una imponente marquesina, que nos recuerda que allí hubo un cine. El Cine Gran Vía fue inaugurado un 2 de octubre de 1942, siendo la primera sala inaugurada en la capital aragonesa tras el final de la Guerra Civil. Tras su cierre en 1982, en el local se abrió un bingo, y en la actualidad, hay un Burger King.
Justo al lado se ubica el Panzzer, uno de los locales de la ciudad dedicado en cuerpo y alma a convertir la hamburguesa en un alimento de calidad y, sobre todo, delicioso.
Para desarrollar la carta se ha apostado por los hermanos Luis y Javier Carcas, chefs del restaurante Casa Pedro. Además, el pan de las hamburguesas, con aspecto de pan brioche, es elaborado por Pastelería Tolosana.
Solamente tienes que cruzar al frente, en línea recta, para llegar a uno de los mejores lugares de Zaragoza para degustar una hamburguesa. En la esquina de la Avenida Goya con la Calle Baltasar Gracián hacen hamburguesas a la brasa deliciosas con diferentes quesos y ingredientes frescos a los que podéis añadir salsas caseras y unas patatas suculentas ¡extremadamente buenas!. Hay un factor invariable en todos los productos de Tik Tok: todo es casero y hecho desde cero. Bien sean sus salsas, panes artesanos o patatas, que cortan diariamente a mano y nunca congelan.
Con los números 65 y 67 encontramos la Iglesia parroquial del Corazón de María. Los miembros de la Congregación de los Misioneros Hijos del Inmaculado Corazón de María llevaban instalados en la ciudad desde 1924.
Su primera sede estuvo ubicada en la Avenida Central (actual Calle Zumalacárregui), para posteriormente pasar a la Avenida Siglo XX (actual Paseo de Cuéllar) y a la Calle del Carmen (en la actual Calle San Antonio María Claret).
En 1952 adquirieron unos terrenos para construir un templo nuevo la Avenida de Goya, junto a la trinchera del ferrocarril. Las obras comenzaron en 1954, bajo la dirección del arquitecto Eduardo Lagunilla de Plandolit.
El proceso de edificación fue lento y costoso. En 1956 dieron inicio los oficios religiosos, aunque limitados a los domingos. En 1958 se dio por concluida la monumental portada. Finalmente, en 1964 comenzó a regir plenamente la parroquia del Corazón de María.
En el 68 se sitúa The Banshee Howl, uno de los pubs irlandeses con mas solera de la ciudad. Cuando cae la noche, se llena de grupos de amigos de todas las edades y nacionalidades en busca de una buena cerveza. Los viernes por la tarde organizan intercambios de idiomas y suele estar muy concurrido.
A pocos metros, en el número 79, está la Vermutería Boulevardier, una actualización esmerada del bar de barrio. Sí te gusta el vermú, aunque ahora suene a hipster, a moda, a tendencia, pues aprovecha la ola y vente a este bar que los tiene todos (o casi).
Además, preparan un Negroni que te pone los ojos en blanco y que te posee como si fueses la niña de ‘El exorcista’. Un plan perfecto para llevarte a tus amigos de aperitivo (y lo que surja) por la Avenida Goya. Porque eso es lo que proponen. Una carta abierta a todo y a todos. Puedes ir a picar algo y acabar improvisando una función epicúrea, absorbido por radiantes azulejos que ya cubrían esas mismas paredes mucho antes de que nacieras.
En los números 87-89 se encuentra un edificio de viviendas que está considerado uno de los mejores ejemplos de estilo brutalista de la ciudad. El exterior se caracteriza por una fachada de hormigón a la vista con un patrón compositivo geométrico muy marcado, únicamente roto por el color naranja de la cerámica de los balcones.
En ese mismo tramo, en la esquina con Calle del Carmen, se localiza Excelsior Cómics. Nos da igual si os criasteis con Corto Maltés, ‘Bola de Dragón’ o leyendo las páginas del ‘Víbora’, si os gusta Art Spiegelman, Daniel Clowes o Jacques Tardi. Éste es el paraíso de todo amante del cómic, sean cuales sean sus devociones.
Encontraréis una panorámica brutal de todos los géneros y manifestaciones pop vinculadas: desde figuritas hasta libros de historia del ‘gaming’.
Al otro lado de la Avenida Goya, en la esquina con Fueros de Aragón, se encuentra Ulzama, una pequeña cafetería de barrio lleva sirviendo churros y porras artesanales desde hace décadas.
Sus churros y porras se elaboran artesanalmente y se sirven recién hechos, acompañados de un café o un chocolate caliente.
Con una larga barra que ocupa casi todo el local y algunas mesas bajas, es lugar de reunión habitual de los vecinos del barrio para desayunar o merendar.
Más adelante se halla la rotonda de los Zagríes, que comunica la Avenida Goya con el Paseo Teruel, la Calle Anselmo Clavé y la Avenida Valencia.
Aquí, en este otro céntrico y concurrido punto de la ciudad, termina Avenida Goya y concluye nuestro viaje de hoy.