Calle Don Jaime I (Zaragoza)
La Calle Don Jaime I

Calle Don Jaime I

En pleno corazón de Zaragoza, la Calle Don Jaime invita a pasear por la historia viva de la ciudad. Sus adoquines, que un día fueron el trazado del Cardus Maximus en la antigua Caesaraugusta romana, conservan la memoria de siglos de vida, comercio y arquitectura que hoy conviven con el bullicio moderno de transeúntes, terrazas y escaparates.

Con sus 570 metros de longitud, esta arteria conecta el Coso con el Paseo Echegaray y Caballero, terminando frente al río Ebro y el majestuoso Puente de Piedra. En tiempos romanos, la calle marcaba una de las dos vías principales de la ciudad y, siglos más tarde, fue frontera de la judería medieval y entrada principal para quienes llegaban del norte o de Cataluña. Por ella pasaron viajeros, mercaderes y ejércitos, dejando huellas que todavía se adivinan en pequeños fragmentos de muralla y en el propio trazado urbano.

Esta imagen captura la esencia de la Calle Don Jaime, con el Teatro Principal a la izquierda, la iglesia de San Gil a la derecha y el Coso en la distancia
Imagen de la Calle Don Jaime con el Teatro Principal a la izquierda, la Iglesia de San Gil a la derecha y el Coso al fondo

Al caminar por la Calle Don Jaime, el tiempo parece detenerse. Fachadas barrocas y modernistas se alternan con balcones salientes, rótulos tradicionales en letreros de comercios centenarios y soportales arcados que recuerdan la riqueza de las familias burguesas que aquí vivieron. Cada paso revela un detalle arquitectónico o un guiño al pasado que sobrevive entre la vida cotidiana actual.

A finales del siglo XIX, la calle fue reformada para darle la amplitud y alineación actuales. En este proceso se derribaron varios edificios históricos, incluida la iglesia mudéjar de San Pedro, pero se ganó un espacio más amplio para el comercio y el tránsito urbano que conocemos hoy.

Una hermosa muestra de arquitectura modernista en la Calle Don Jaime
Detalle de una fachada Modernista en la Calle Don Jaime

En la confluencia con la calle Estébanes, destaca el vistoso letrero de la antigua perfumería Rived, uno de los muchos recuerdos del pasado comercial de esta arteria. Hasta el siglo XVIII, la parte cercana al Coso no tenía salida y estaba formada por varios callejones que desembocaban en la Puerta del Ángel, considerada durante siglos la entrada principal de Zaragoza. Situada entre el Palacio Arzobispal y La Lonja, esta puerta sufrió graves daños durante los Sitios de Zaragoza y fue demolida en 1821.

Haciendo esquina con la Calle Estébanes veréis como se guarda el vistoso rótulo de la antigua Perfumería Rived
En la esquina con la calle Estébanes, se conserva el vistoso letrero de la antigua perfumería Rived

En 1861, el Ayuntamiento de Zaragoza decidió unificar la alineación de la calle siguiendo el plano geométrico del arquitecto municipal José de Yarza. Así, Don Jaime se convirtió en la vía amplia y recta que hoy conocemos, pero sin perder la esencia de una calle donde dos mil años de historia laten a cada paso.

Lugar donde se encontraba la Puerta del Ángel, en la actual Calle Don Jaime
La Puerta del Ángel se encontraba en lo que hoy sería el inicio de la Calle Don Jaime I, justo enfrente del Puente de Piedra

Caminar por Don Jaime es un viaje sensorial. Se percibe el eco de las campanas de la iglesia de San Gil. También el aroma del café recién molido en las cafeterías, y el constante ir y venir de vecinos y visitantes bajo un cielo maño que ha visto pasar imperios, guerras y siglos de vida urbana.

En el número 1 se alza el Teatro Principal, inaugurado en 1799, considerado el teatro en activo más antiguo y querido de Zaragoza, un testigo mudo de los cambios sociales y culturales de la ciudad.

Perspectiva del Teatro Principal de Zaragoza a lo largo de la Calle Don Jaime
Vista del Teatro Principal de Zaragoza desde la Calle Don Jaime

Más adelante, en el número 9, se encuentra la heladería Aldo, famosa por sus helados italianos artesanales que combinan sabores clásicos con creaciones innovadoras, todos elaborados con ingredientes naturales.

40 años de experiencia avalan a Helados Italianos Aldo
Puerta de entrada al local de Helados Italianos Aldo en la Calle Don Jaime I

La calle también acoge la Lotería del Rosario en el número 11, un establecimiento con más de 150 años repartiendo suerte y alegrías, cuyas largas colas son una estampa clásica especialmente en otoño.

Muy cerca, en el número 13, está la Iglesia de San Gil, una de las primeras iglesias fundadas tras la reconquista de Zaragoza en 1118. Esta iglesia, reconstruida en estilo mudéjar en el siglo XIV, destaca por su sacristía con una bóveda decorada con frescos del pintor Ramón Bayeu.

Grupo de fieles saliendo de la Iglesia de San Gil
Un grupo de personas sale de la Iglesia de San Gil

En el 16, La Alacena de Aragón ofrece un gran surtido de productos de alimentación, todos ellos de gran calidad y a precios razonables. En su despensa encontrarás casi de todo: vinos, cervezas artesanas, confituras, quesos y embutidos artesanos, aceites, conservas, etc.

La Alacena de Aragón, Calle Don Jaime I 16
La Alacena de Aragón

En el número 20 se encuentra Calzados La Alicantina, una zapatería que desde 1882 mantiene la tradición artesanal, conservando una estructura elegante y un ambiente que transporta a otra época.

Calzados La Alicantina es una zapatería que ha sabido forjar una historia de éxito a lo largo de sus más de 140 años de vida
Calzados La Alicantina es una zapatería de referencia de la Calle Don Jaime desde 1883. Un establecimiento que ha visto pasar el tiempo y ha sabido adaptarse a los cambios, manteniendo su esencia y calidad

Casi enfrente, en el 21, la pastelería Fantoba endulza la vida de los zaragozanos desde 1856 con sus famosas frutas de Aragón, guirlaches y violetas escarchadas, elaboradas siguiendo técnicas artesanales heredadas de generación en generación.

La pastelería Fantoba lleva desde 1856 endulzando la vida de los zaragozanos
La fruta de Aragón y el guirlache son los dulces estrella de la pastelería Fantoba, un establecimiento centenario que lleva desde 1856 endulzando la vida de los zaragozanos

En el 22 está Pizza Mía, el lugar ideal para los amantes de la auténtica pizza artesanal. Aquí se combinan recetas tradicionales italianas con innovadoras creaciones gourmet, usando ingredientes frescos y de alta calidad.

Pizza Mía, Calle Don Jaime I, Zaragoza
Mostrador de Pizza Mía

Un poco más adelante, en el número 28, el local Dídola ofrece un ambiente tranquilo y moderno donde leer un libro mientras disfrutas de una auténtica “limorada” casera o un pastel artesanal, perfecto para escapar del ritmo frenético de la ciudad.

En El Dídola, te espera un ambiente relajado para disfrutar de la lectura, saborear una auténtica "limorada" mientras echas un vistazo a Facebook o para hojearte sin reparos la última entrega de tu revista de diseño de interiores favorita
El Dídola es un local tranquilo para leer un libro o para beberte una auténtica “limorada” mientras revisas Facebook o para hojear sin vergüenza el último número de tu revista favorita de interiorismo

En el número 34, el restaurante La Flor de Lis, del chef Rubén Martín, sorprende con una cocina honesta y basada en productos de alta calidad, donde cada plato refleja su pasión culinaria.

En el restaurante La Flor de Lis encontraremos un buen producto y algunas recetas imaginativas
En el restaurante La Flor de Lis, disfrutarás de productos de calidad y propuestas culinarias imaginativas

Muy cerca, en la Plaza Ariño, una escultura recuerda a Eduardo Jimeno Correas, pionero del cine español y autor de la primera película rodada en España, ‘Salida de la misa de doce del Pilar’, filmada en Zaragoza el 11 de octubre de 1896, a pocos metros de donde se encuentra el monumento. Jimeno y su padre viajaron en junio de 1896 a la fábrica de los hermanos Lumière en Lyon y adquirieron un cinematógrafo para exhibir películas en Zaragoza, contribuyendo así a los primeros pasos del cine en España.

La escultura de Eduardo Jimeno Correas, obra de Manuel Arcón, se encuentra en la Plaza de Ariño, en Zaragoza. Desde la Calle Don Jaime, se puede contemplar una vista privilegiada de la obra
Monumento en la Plaza Ariño al zaragozano Eduardo Jimeno Correas, pionero del cine español

Desde 1925, en el número 35, Helados Tortosa sigue siendo un paraíso para los amantes de los helados, horchatas, gofres y turrones, elaborados con ingredientes 100% naturales según la tradición iniciada por su fundador.

Heladería Tortosa en la calle Don Jaime 35
Espectacular presentación en Heladería Tortosa

En esa misma esquina con la calle Espoz y Mina, se alza un elegante edificio clasicista diseñado por el arquitecto Francisco Albiñana, que refleja el poderío y la historia de las familias zaragozanas.

En la confluencia de las calles Don Jaime y Espoz y Mina, en Zaragoza, se encuentra una joya del clasicismo. Este elegante edificio es obra del arquitecto Francisco Albiñana
En la confluencia de las calles Don Jaime y Espoz y Mina, en el corazón de Zaragoza, se encuentra un elegante edificio de estilo clasicista obra del arquitecto Francisco Albiñana

Muy cerca, en el número 44, la pastelería Tupinamba, fundada en 1902, atrae a los amantes del dulce con su repostería artesanal y su gran mostrador repleto de delicias.

En el mismo número está Belanche, un pequeño y acogedor establecimiento que desde 1942 deleita a sus clientes con mariscos de primera calidad a precios accesibles. Su barra siempre está repleta de especialidades frescas como gambas a la plancha, cigalas, percebes, navajas, pulpo y calamares, convirtiendo a Belanche en un punto de encuentro para los amantes del marisco en el centro de Zaragoza.

Belanche, Calle Don Jaime I número 44, Zaragoza
Plato de zamburiñas en Belanche

En el 48 está Paturros, unos simpáticos patitos de goma vestidos con trajes típicos aragoneses, como el moño o cachirulo, faja o mantón, representando con cariño el estilo baturro. Su creador, Raúl de Jesús, se inspiró en un paseo por Barcelona, donde vio una tienda con cientos de patos de goma y tuvo la idea de darle un toque local.

Paturros, Calle Don Jaime I 48, Zaragoza
Paturros

Unos metros más adelante, en la esquina con la calle Don Jaime con la plaza La Seo, se encuentra El Maño, una tienda tradicional que, desde hace décadas, endulza Zaragoza con sus famosos adoquines y otros dulces típicos.

Al final de la calle se levanta La Lonja, construida en 1551 como centro mercantil para evitar las transacciones en la Catedral de La Seo. Hoy, este edificio histórico es la principal sala de exposiciones de Aragón, acogiendo los proyectos culturales más destacados de la región. Muy cerca, la Plaza Ariño alberga una escultura que rinde homenaje a Eduardo Jimeno Correas, pionero del cine español, quien filmó en Zaragoza en 1896 la primera película rodada en España.

La Lonja de Mercaderes de Zaragoza es una obra maestra de la arquitectura civil renacentista aragonesa. Construida entre 1541 y 1551, es un edificio de gran belleza y equilibrio
La Lonja de Mercaderes de Zaragoza es un edificio que refleja la riqueza y el poder de la ciudad en el siglo XVI. Fue construida por el Concejo de Zaragoza para albergar las actividades comerciales de la ciudad

La Calle Don Jaime no es solo una vía del Casco Histórico; es un corredor donde la historia y la vida cotidiana se encuentran en cada esquina. Es la Zaragoza antigua que se resiste a desaparecer y la Zaragoza moderna que bulle entre sus escaparates y terrazas.

Ya sea tu primera visita a la ciudad o un paseo más por sus calles conocidas, perderse por la Calle Don Jaime es caminar por siglos de historia viva, donde cada paso trae consigo el eco del pasado y la vibrante energía del presente.

 

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