Echegaray y Caballero es un evocador paseo fluvial construido en diferentes etapas entre 1865 y 1973, que se extiende a lo largo de 3 kilómetros desde la Plaza de Europa en la Almozara hasta el puente Manuel Giménez Abad en Las Fuentes.
Por su amplitud, no es homogénea su urbanización. Se puede decir que hay muchos paisajes en un mismo paseo. Recorrerlo es conocer otra parte de la ciudad tan fascinante como el tradicional Centro Histórico, aunque más moderna y calmada.
Es una vía amplia, bien señalizada, de varias sendas, con separador, luminarias y pocos semáforos, lo que la convierte en un trayecto cómodo y rápido.

Nota el bullicio, el claxon de los autos en estrepitosa sinfonía… Después dedica un momento a contemplar el entorno. No a la gente, no a los autos que pasan constantemente, no a los productos en venta. Mira hacia los costados y hacia arriba. Descubre en medio del polvo de la vida constante, la diversidad de estilos arquitectónicos y la coexistencia de construcciones erguidas.
Por uno de sus principales tramos discurría la muralla romana, desde la actual calle del Coso hasta la avenida de César Augusto, que cerraba la ciudad.
A lo largo de su historia, esta arteria albergó algunas de las puertas de acceso a la urbe, como la de San Ildefonso, junto al Torreón de la Zuda, la del Ángel, al comienzo de la calle de Don Jaime I, y la del Sol, al final del Coso Bajo, a la altura de la plaza de las Tenerías.
Además de recorrer el centro, el paseo comparte un tramo significativo con el barrio de Las Fuentes, constituyendo una de las vías principales de acceso a este distrito.
Actualmente, seis puentes conectan esta extensa vía con la margen izquierda de la ciudad, desde el de la Almozara hasta el de Manuel Giménez Abad. Por debajo, el Ebro discurre su camino al mar.
Durante años fue conocido como paseo de la Ribera y paseo del Ebro, y no fue hasta 1934 cuando recibió su nombre actual. Honra a dos personajes importantes aragoneses: Miguel Echegaray y Eizaguirre y Manuel Fernández Caballero, dramaturgos y compositores de la célebre Zarzuela ‘Gigantes y Cabezudos’ (1898).

La historia del paseo comienza en 1819, cuando se puso en práctica el llamado “ensanche de extramuros”. La ciudad estaba creciendo y el litoral fluvial desde el puente Manuel Giménez Abad hasta el puente de la Almozara era un hermoso, pero inhóspito espacio de roca y río.
A mediados del siglo XIX el Ayuntamiento de Zaragoza proyectó algo más que un simple paseo. Echegaray y Caballero sería una avenida construida a cuatro metros sobre el nivel del río y separada de la orilla.
En la primera década del siglo XX el paseo se expandió rápidamente hacia el este. En 1925 había alcanzado el floreciente barrio de Las Fuentes.
Una de sus mayores transformaciones llegaría a consecuencia de la llamada Operación Cuarteles, desarrollada a partir de 1973, por la que varias instalaciones militares pasaron a manos del Ayuntamiento de Zaragoza. Una de ellas era el 5º Grupo de Automóviles, junto a la plaza de las Tenerías.
La intervención en este espacio permitió realizar la prolongación de Echegaray y Caballero entre los puentes del Pilar y Las Fuentes, y edificar el colegio público Tenerías, el pabellón deportivo y el centro de salud Rebolería.
Al convertirse Zaragoza en sede de la Exposición Internacional 2008, al paseo se le realizaron sucesivas mejoras para hacerlo más atractivo.
Al principio de la calle se encuentra el Centro de Convivencia para Mayores Luis Buñuel. Este centro ocupa un edificio con gran valor histórico, que durante siglos fue convento de frailes dominicos y, posteriormente, sede de diversas instituciones como colegio militar, museo y centro educativo.
En 2024, el Ayuntamiento de Zaragoza reformó el edificio para convertirlo en un espacio moderno y acogedor, dedicado al bienestar de las personas mayores.

En el Pilar se conserva la columna (o pilar) que la Virgen María, la noche del 2 de enero del año 40, entregó al apóstol Santiago cuando éste se encontraba a orillas del río Ebro, convirtiendo a los primeros cristianos.
El templo actual es el resultado de un complejo y dilatado proceso constructivo que comienza a finales del siglo XVII y concluye a mediados del siglo XX, configurándose como un edificio de carácter unitario, de grandiosas dimensiones, armónicas proporciones y gran amplitud espacial. Fue diseñado por Felipe Sánchez y modificado por Francisco Herrera el Mozo y Ventura Rodríguez.

La Santa Capilla del Pilar

Justo al lado se sitúa la Casa Consistorial (sede del Ayuntamiento de Zaragoza). Con corazón palaciego, esqueleto de oficinas y piel renacentista, es un edificio concebido en 1941 por Alberto de Acha, Mariano Nasarre y Ricardo Magdalena Gayán, quienes ganaron el concurso internacional de ideas que marcó su diseño funcional y solemne.
Actualmente, la Casa Consistorial ya no alberga la actividad administrativa principal, debido a la descentralización hacia edificios como el antiguo Seminario Metropolitano, el Cuartel de Palafox, el Torreón Fortea, los palacios de Morlanes y Montemuzo, o el antiguo Matadero.

Justo al lado se encuentra el edificio de La Lonja, centro del intercambio comercial en la próspera Zaragoza renacentista. Construida entre 1541 y 1551, representa uno de los mejores ejemplos de la arquitectura renacentista y está considerada el edificio civil más importante del siglo XVI en Aragón.
Actualmente, La Lonja es la principal sala de exposiciones de Aragón, acogiendo los proyectos expositivos públicos más destacados y ambiciosos de la región. Aunque concurrida hoy, no alcanza el nivel de actividad comercial de sus años dorados.

Detrás de La Lonja está la escultura del caballito de la Lonja, obra de Francisco Rallo, que recuerda al fotógrafo Ángel Cordero Gracia, quien vivió desde 1925 hasta 1978 en los jardines de La Lonja haciendo fotos con un caballito de cartón.

La Puerta del Ángel se ubicaba donde hoy empieza la calle Don Jaime I. Durante siglos fue la entrada principal de la ciudad para viajeros que llegaban del Norte y Cataluña.
De origen romano, esta puerta tuvo varios nombres y configuraciones: Puerta del Norte, Puerta del Puente, Puerta de Alcántara y Puerta del Ángel. Durante los Sitios de Zaragoza (1808-1809) sufrió daños por bombardeos y fue derribada en 1821 por su mal estado.
Reconstruida en 1860 para la visita de Isabel II, fue eliminada definitivamente en 1867. Hoy se conservan algunos restos visibles en la pared lateral de La Lonja.

Justo enfrente se sitúa el Puente de Piedra, el más antiguo que cruza el río Ebro, con orígenes que se remontan a la fundación de la ciudad hace 2.000 años. Tiene aproximadamente 230 metros de largo que, con buen tiempo, son un placer para la vista. Pero si sopla el cierzo… si ruge el viento desde el Moncayo, hay que ser valientes para cruzar. Si hay un lugar para descubrir el carácter del cierzo, es este.


Un poco más adelante está el Alma Mater Museum (número 102). Articulado en tres plantas y con más de 5.000 m2, muestra una valiosa colección de arte sacro procedente de los fondos del Palacio Arzobispal y de las parroquias de la Diócesis de Zaragoza.

Cerca, en la plaza de San Bruno, se ubica el Museo del Puerto Fluvial Romano. En la época romana, el río Ebro era navegable desde Dertosa (Tortosa) hasta Vareia (Logroño), por donde llegaban mercancías desde el Mediterráneo.
Construido en el siglo I d.C., el puerto estaba situado junto al Foro, lo que indica la importancia de esta infraestructura para redistribuir en el centro del valle del Ebro productos costeros como mármoles, salazones, cerámica o joyas, y del interior como madera, hierro, trigo, pieles o lino.
En el interior del museo se pueden ver los restos arqueológicos del puerto.

En la Plaza de las Tenerías se encontraba la Puerta del Sol, conocida popularmente como La Portaza. Era una puerta modesta por la que solían pasar los aguadores camino del río Ebro.
Durante los Sitios de Zaragoza (1808-1809) sufrió graves daños por los bombardeos y, sumado a su mal estado, fue derribada en 1869.
Tras la demolición, el sol de piedra fue el único elemento que sobrevivió. Actualmente se conserva en el Museo de Zaragoza, donde puede contemplarse en su patio.

Un poco más al este, en el Parque de Tenerías, cerca del CDM Alberto Maestro, se encuentra la desembocadura del río Huerva.
Sus aguas canalizadas vienen del Parque Bruil y se pueden recorrer tanto desde el paseo donde circulan coches como cruzando la plataforma curva que se eleva justo en el punto de confluencia entre el Huerva y el Ebro.

A escasos metros está el Azud Manuel Lorenzo Pardo (también llamado Azud del Ebro). Fue ideado y construido con motivo de la Expo Zaragoza 2008, con el objetivo principal de mantener una lámina de agua estable para actividades náuticas, turísticas y recreativas entre Vadorrey y el meandro de Ranillas.
Incluía también una pasarela peatonal que conecta los barrios de Vadorrey y Las Fuentes.
Se diseñaron la represa, el puerto fluvial en Vadorrey con su edificio de servicios y un centro náutico municipal de gestión privada. Sin embargo, la empresa que ganó el concurso quebró con la crisis y el proyecto no se pudo desarrollar completamente. Actualmente la estructura funciona como pasarela peatonal y la parcela se adecentó con el programa Estonoesunsolar.

Mucho más accesible que el último puente, el de Manuel Giménez Abad, que marca el final de este paseo pero también el comienzo de otro recorrido recomendable: el camino hacia La Alfranca.
Uno de los atractivos de Echegaray y Caballero es la puesta de sol, visible desde muchos puntos del paseo. Es un momento especial en que el cielo cambia de color, comenzando con una débil luz amarilla que ilumina las fachadas del Pilar y la Lonja.
Es toda una experiencia ver cómo el sol se funde con el Ebro mientras el cielo adquiere tonos azul, naranja, rosa y violeta hasta desaparecer en el agua.
