Estos días parece que importa tanto el nombre del interiorista o del estudio de decoración como el del chef que se afana a diario por conseguir la fidelidad de los clientes. Lo ideal es que vayan de la mano, que hablen el mismo lenguaje, que rimen, pero en algunos sitios gana la atmósfera a la propuesta culinaria. Iluminación, mobiliario, vajilla… todo suma para que la experiencia gastronómica sea lo más placentera posible. Estos son algunos de los bares y restaurantes más bonitos de la ciudad, rincones donde parece fácil quedarse a vivir.
Marengo
Hay restaurantes que de una manera u otra acaban apareciendo cuando se recomienda un buen restaurante, ya sea en un artículo como este o en una conversación entre amigos.
El Marengo es un buen ejemplo: local con encanto y cierta solera, localizado en el centro y una cocina elaborada de eternos mediterráneos con algún guiño a Japón y Perú (en su carta están correctamente especificados qué platos no son aptos para alérgicos e intolerante) y postres de escándalo.
Platos entre la tradición y la modernidad que se basan en el producto fresco y de temporada, ya sean de mar o de la tierra.
Cocina muy original con sabores de países lejanos, con platos como el gua bao, gyoza de pollo, el tataki de atún rojo, el wok de solomillo, la entraña argentina o la picaña brasileña.
Dirección: Calle Francisco de Vitoria, 5
La Bocca
La Bocca es un restaurante moderno que ofrece comida casera italiana de calidad para compartir. La carta es correcta y variada, con platos bien presentados y elaborados con productos de calidad. Entre las especialidades de la casa, el risotto de campagna con verduras y pollo parmesano, la tempura de hortalizas con ali oli de tinta de calamar, el carpaccio de ternera con alcaparras y parmesano, la bola de arroz crujiente de manzana caramelizada con nueces y gorgonzola, la hamburguesa piamontesa con provolone y la cuidada selección de pizzas (Pugliese, Campagnola y Calzone de verduras).
Dentro de los postres, merecen mención especial el Tiramisú de la casa, la panna cotta di Nutella, el Coulant de chocolate con helado de vainilla y los canutillos crujientes con chocolate. El servicio del restaurante es rápido y muy agradable.
Buenos vinos italianos a precios asequibles y excelentes licores completan el panorama.
Dirección: Calle Madre Vedruna, 6
Casa Lac
Casa Lac es uno de los restaurantes más antiguos de Europa, con licencia para dedicarse a la restauración desde el año 1825, en tiempos del Rey Fernando VII.
En 2008 se hizo cargo del restaurante Ricardo Gil y aplicó la filosofía de su familia, desarrollada durante más de 30 años en su Restaurante 33 de Tudela, que es aprovechar y sublimar un producto excepcional como son las verduras de la huerta del Ebro.
El estilo de cocina es contemporáneo, basado en la tradición culinaria aragonesa y próximo a todo el público. Con muy buen producto esta casa de comidas renovada con muy buen gusto convence por la sencillez y honradez de su oferta. Hay respeto por la tradición y la calidad de la materia prima. Es puro disfrute.
Dirección: Calle Mártires, 12, en el Tubo
River Hall
El River Hall es uno de esos lugares donde parece que el tiempo se haya detenido años atrás, cuando todo era más sencillo y la gente no tenía tanta prisa.
Con su fantástica luz natural gracias a sus paredes de cristal y sus mesas que invitan a la tertulia, “romántico” nunca ha sido más apropiado que aquí.
El restaurante ofrece una cocina imaginativa y vanguardista que toma los productos de Aragón como referencia para sus interpretaciones.
El chef Víctor Gallego es capaz de añadir a todos sus platos una huella de altísima elegancia y creatividad, donde la estética sorprendente nunca pasa por delante de una combinación de sabores genial.
Dirección: Cuarta planta del complejo Aura, Avenida de José Atarés, 7, en la ribera izquierda del Ebro, al lado del puente de la Almozara
Gonzo Bitter Bar
El Gonzo Bitter Bar lo tiene todo para atraer a la gente cool: un cuidado interiorismo en el que el verde de la vegetación y el juego de las luces y sombras de su original iluminación son los protagonistas, mesas de madera, ventanales abiertos a la calle…
La carta está hecha para producir ataques de priapismo entre los modernos, con una amplia variedad de cócteles (su especialidad) y platos de estilo joven y creativo, pero sin juegos de manos.
El Gonzo Bitter Bar ofrece una cocina imaginativa que toma los productos de Italia como referencia para sus interpretaciones.
Preparaciones potentes y despojadas. Bocados en apariencia nimios y que explotan como torpedos. Ideas, trasfondo, indagaciones. Esas experiencias que días después siguen enganchadas al cerebro.
Dirección: Plaza de Los Sitios, 9
Uasabi
El restaurante Uasabi nació en el año 2011, con la idea de ofrecer una propuesta diferente dentro de la oferta gastronómica zaragozana, con platos de cocina japonesa fusionados con la mediterránea y toques de la nikkei.
El chef Abel Mora es capaz de añadir a todos sus platos una huella de altísima elegancia y creatividad, donde la estética sorprendente nunca pasa por delante de una combinación de sabores genial.
La inquietud de este joven emprendedor no tiene límites y siempre está embarcado en alguna nueva aventura, renovando sus platos o viajando para perfeccionar su cocina. Ha conquistado este estatus gracias a una cocina llena de maestria y sofisticación, para tocar el cielo.
Dirección: Calle Cuatro de Agosto, 18, en el Tubo, justo detrás de Puerta Cinegia
Ginger Fizz Bar
El Ginger Fizz Bar lo tiene todo para atraer a la gente cool: un cuidado interiorismo en el que el verde de la vegetación y el juego de las luces y sombras de su original iluminación son los protagonistas, mesas comunitarias de madera, ladrillos a la vista, ventanales abiertos a la calle, terraza…
La carta, además, está hecha para producir ataques de priapismo entre los modernos, con una amplia variedad de cócteles (su especialidad) y tapas de estilo joven y creativo, pero sin juegos de manos. Aquí encontraremos un buen producto y algunas recetas imaginativas como el tataki de salmón, langostinos tigre, empanadillas Gyoza, emadames (judías de soja japonesas), nigiris de anguila o su cebiche de atún con zumo de yuzu, entre otras muchas propuestas.
Dirección: Calle Joaquín Costa, 6
Nativo
Su cocina es muy original, pero los platos siempre son suculentos y reconocibles.
Como por ejemplo, el canelón relleno de longaniza con salsa de boletus. O las berenjenas y las cebolletas braseadas. O los champiñones con ajetes salteados. O la longaniza de Graus, que se acompaña con queso fundido del Somontano o el arroz horneado en brasa con longaniza y costilla de ibérico.
El chef es capaz de añadir una huella de altísima elegancia y creatividad, presente en platos como la picaña (cortes traseros de vaca laminados a la brasa), el taco de atún con cebolla confitada y curry rojo, los huevos rotos trufados con virutas de foie o el cachopo (doble ternera asturiana empanada con jamón serrano y cabrales), donde la estética sorprendente nunca pasa por delante de una combinación de sabores genial.
Dirección: Avenida de Juan Carlos I, 41, frente al Centro Comercial Aragonia
Smooth
El Smooth demuestra que existe hermandad entre las tapas asiáticas, americanas y españolas, y un nivel de excelencia de producto y creatividad comparable a Barcelona o Madrid.
En muy poco tiempo se ha convertido en un restaurante imprescindible en Zaragoza. Ha conquistado este estatus gracias a una cocina llena de maestria y sofisticación, para tocar el cielo. Su carta es asequible, tanto por precio como por longitud.
Encontramos platos de buen producto de la tierra, como el jamón de bellota batido, los corazones de alcachofa o el huevo poche con foie bloc y Pedro Ximénez. Y ejemplos de la imaginación indiscutible del chef, como los tallarines vegetales con cerdo chutney o el timbal de salmón con nieve de burrata y eneldo.
Dirección: Plaza Los Sitios, 18
Carnívoro Wine & Grill
El arte de cocinar una buena brasa no es ninguna bobada. En el restaurante Carnívoro Wine & Grill saben encontrarle el punto perfecto a la carne.
El Carnivoro es un rara avis: un restaurante de lujo donde el máximo reclamo culinario es la brasa y no las recetas barrocas.
El chef tiene la mano rota para administrar las dosis necesarias de brasa directa y humo: es una ecuación de sabor, grasa y humo que haría renegar a Homer Simpson de la chuleta de cerdo.
Todas las carnes, excelentes, se sirven con una piedra de sal de la Himalaya que permite acabar la cocción en su punto deseado.
Dirección: Calle Zurita, 21
La Piedra
La Piedra es un restaurante que cuenta con una direccion y un personal que disfruta con lo que hace y que logra que un espacio pequeño y con pocas mesas se convierta en un lugar especial.
Ocupa un local acogedor, cálido y elegante con un cuidado interiorismo en el que las maderas claras y el juego de las luces y sombras de sus originales lámparas son los protagonistas.
La Piedra es una propuesta idónea para los enamorados apasionados de la carne.
Prueba la especialidad de la casa, el chuletón a la piedra. Una experiencia en la que cada comensal se prepara la carne a su gusto, en la misma mesa, en una piedra de lava caliente.
Acompáñala con unas Piedritas (patatas con salsa de queso).
Dirección: Calle Cortes de Aragón, 64
Méli Mélo
El Méli Mélo es un establecimiento moderno con un toque vintage, que ofrece tapas originales y de calidad en un ambiente cuidado y cercano.
Entre las especialidades de la casa, la patata asada rellena de ternasco (ganadora del 12º Concurso Provincial de Tapas de Zaragoza), el trinxat de patata, col y bacón con huevo mollet y crujiente de torrezno, la butifarra de setas con borraja y alioli de moscatel gratinado, el chupa-chups de ternasco asado con queso de cabra y rebozado con migas de pan, la hamburguesa de rape y gambas con cebolla caramelizada o las delicadas patatas bravas, servidas en un original cucurucho de cerámica.
Dirección: Calle Mayor, 45, a pocos minutos de la Calle San Vicente de Paúl
Restaurante Gamberro
El Gamberro es un restaurante vanguardista e imprevisible situado en el número 26 de la calle Bolonia (a pocos pasos del Camino de las Torres).
El chef Franchesko Vera nos plantea una cocina elaborada con las técnicas más innovadoras, en la que la originalidad es uno de los ingredientes principales y con la que pretende provocar emociones en los comensales.
Algunas de sus sorprendentes creaciones son la Kriptonia (borrajas en témpura con CO2), el Noodles food truck (fideos con verduras y mejillones en formato para llevar y servidos en un camión de juguete), el Sashimi de atún rojo y lubina, las lenguas de pato o las palomitas de chocolate especiadas con wasabi.
Dirección: Calle Bolonia, 26
Contigo Pan y Cebolla
El Contigo Pan y Cebolla es un establecimiento moderno con un toque vintage, que ofrece comida original y de calidad.
Parece mentira lo fácil que es dejar contentos a los comensales con pequeños detalles y, sobre todo, una cocina auténtica y hecha con pasión Es lo que se respira en este establecimiento con una única pretensión: la de querer gustar.
El local es amplio y con una decoración contemporánea y cálida en tonos negros y blancos. La carta de comida es muy diversa, con unos 20 bocadillos, algunos de ellos muy originales, cuidadas ensaladas y varias especialidades (desde tartar de atún, hasta carpaccio de pulpo con parmentier y helado de remolacha, pasando por un suculento chuletón a la piedra).
Dirección: Avenida Cesaraugusto, 27, entrada por Calle Peromarta
Goralai
Ubicado donde estaba antiguamente el Aldaba, el Goralai es un restaurante moderno y acogedor decorado en vivos colores naranjas y verdes. Las paredes están adornadas con cuadros de pintores aragoneses de renombre como Jorge Gay, Villarrocha y otros.
El Goralai es un imprescindible de la alta gastronomía en Zaragoza, un estatus que ha conseguido gracias a una cocina llena de maestría y sofisticación.
Este local apuesta por una cocina de autor elaborada con productos de temporada, cercanos y de calidad. El restaurante ofrece una cocina ingeniosa que opta por los productos del país como referencia para sus interpretaciones.
Dirección: Calle Santa Cruz 7
Baobab
Situado al lado de la Universidad en Zaragoza, el Baobab es un buen restaurante vegetariano en el que no echarás en falta la carne. Suele estar bastante lleno, sobre todo al mediodía, por lo que recomendamos reservar con suficiente antelación.
El local dispone de unas cómodas sillas para unas mesas bien distribuidas, a una distancia prudencial para que los comensales no se molesten, una buena iluminación y un excelente servicio.
El restaurante ofrece una cocina imaginativa que toma los productos de Aragón como referencia para sus interpretaciones. La carta es sensata, muy adecuada, no extensa pero completa, con abundante mercado y sin excentricidades vanguardistas.
Dirección: Calle Arzobispo Apaolaza, 10
Novodabo
Situado en el número 12 de la Plaza de Aragón, el Novodabo es uno de los restaurantes de Zaragoza que marca la diferencia, con un excelente producto de temporada, una apetecible elección de los elementos que componen un plato, el toque exacto en su elaboración, una presentación creativa, sabores claros y auténticos, un cuidado servicio de sala y una buena bodega.
El menú degustación es un placer de esos que todo el mundo debería concederse una vez en la vida, o si se puede, una vez al año.
Ha conquistado este estatus gracias a una cocina llena de maestría y sofisticación, para tocar el cielo.
Dirección: Plaza de Aragón, 12
Molino de San Lázaro
El Molino de San Lázaro es tan chulo que a veces te hace pensar que estuvieses en un decorado, con su carta escueta pero cuidada y la propia estructura del local, en una casita de dos plantas con una terraza y un patio interior que no tienen rival.
El Molino de San Lázaro apuesta por una cocina tradicional de autor elaborada con productos de temporada, próximos y de calidad. El restaurante ofrece una cocina imaginativa que toma los productos de Aragón como referencia para sus interpretaciones.
Espléndida bodega para acompañar.
Dirección: Paseo de la Ribera, 22
La Prensa
La Prensa es en estos momentos uno de los restaurantes de referencia en Zaragoza. La trayectoria de este restaurante, situado en el zaragozano barrio de San José, cerca del Parque de la Memoria se remonta a 1970, cuando era un negocio dedicado a la venta de vinos.
La cocina del restaurante La Prensa podría definirse como cocina creativa pero con base tradicional y algunos toques divertidos. Se elabora una cocina actual con toques de imaginación sobre un producto de calidad. La materia prima es de una calidad excepcional ya que es la única manera de ofrecer un buen producto.
La chef, Marisa Barberán, elabora una cocina actual, en la que sabe aplicar fuertes dosis de imaginación y un gusto exquisito. Día a día, logra la perfecta combinación entre sabores, aromas, colores y texturas utilizando las mejores viandas.
Dirección: Calle José Nebra, 3, barrio de San José
Tres Mares
En la búsqueda permanente para encontrar sitios donde la relación entre la comida ofrecida y el precio de la cuenta final tenga cierta consonancia, hemos vuelto a poner a prueba el Náutico Tres Mares, donde el equipo dirigido por Rafael Serrano demuestra diariamente que es posible comer bien y a un precio razonable.
Situado en el antiguo Náutico, local emblemático de los años 80 y 90, el Tres Mares abrió las puertas en noviembre del 2016 apostando por una cocina de autor elaborada con productos de temporada, próximos y de calidad.
El restaurante ofrece una cocina creativa que toma los productos de Aragón como referencia para sus interpretaciones.
Dirección: Paseo Echegaray y Caballero, 82
Cancook
Ramcés González (cocina) y Diego Millán (sala) lograron la primera estrella Michelín del Cancook en 2018. Han conquistado este estatus gracias a una cocina llena de maestria y sofisticación, para tocar el cielo.
El chef Ramces González es capaz de añadir una huella de altísima elegancia y creatividad, presente en platos como el tartar de chuleta a la brasa, gofre de patata y queso; el atún rojo, aguachile y albahaca o el tatín de cabello de ángel y helado de leche quemada, donde la estética sorprendente nunca pasa por delante de una combinación de sabores genial.
Dirección: Calle León XIII, 2-4
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